Cualquier proyecto público-privado debe estar orientado a proporcionar resultados en salud

La Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) y la Fundación Sedisa publicaron el compromiso “Lazarillo de Tormes” sobre la prioridad de la colaboración público-privada en sanidad. Este documento de consenso, suscrito por la Junta Directiva de SEDISA, el patronato de la Fundación SEDISA y los asistentes al I Foro Lazarillo de Tormes que, bajo el título de El partenariado en la calidad y eficiencia sanitarias, se celebró en Salamanca el pasado mes de julio.

“Lazarillo de Tormes” nace con la intención de crear un espacio para el compromiso, de forma que los profesionales que lo suscriben se comprometen a asumir lo recogido en el documento en el día a día de su trabajo, y para el trabajo colaborativo entre gestores, directivos y sector empresarial del área de la salud, para hacer de la colaboración público-privada algo estratégico, en la búsqueda de presentar calidad y eficiencia.

El documento nace con el espíritu que determina que el servicio de la salud es un bien público y un proyecto fundamentado en este tipo de colaboración nunca puede suponer un coste mayor que el mismo proyecto sin la colaboración público-privada.

Las claves del compromiso “Lazarillo de Tormes” son

  1. invertir recursos en proyectos estratégicos
  2. negociar acuerdos ejemplares y duraderos en el tiempo
  3. trabajar en equipo, con equipos multidisciplinares
  4. aportar valor a todas las propuestas
  5. medir resultados conforme a criterios generalmente aceptados
  6. comunicar bien lo que se quiere hacer
  7. conocer mejor las necesidades de cada uno
  8. ser más colaborativos
  9. introducir savia nueva y más transparencia

El presidente de SEDISA, Joaquín Estévez Lucas, explicó que “La situación actual determina que no solo es la eficiencia el motivo que justifica un proyecto público-privado, sino el resultado que el proyecto aporta, es decir: su valor añadido. Pero cualquier proyecto de esta índole debe ser evaluable según se cumplan los objetivos de proporcionar resultados en salud, equidad en el acceso a la innovación y/o a la asistencia sanitaria y procesos asistenciales y sostenibilidad financiera del sistema. En definitiva, la prioridad del sistema sanitario es la mejora de los resultados en salud, con el paciente de verdad en el centro, en un entorno financieramente sostenible”.

Los directivos de la salud desempeñan un rol fundamental y deben tener una formación y experiencia acorde con la labor que realizan. “El directivo tiene un papel que puede asemejarse al del Lazarillo de Tormes, en tanto en cuanto debe guiar un sistema sanitario que no asegura por sí mismo el acceso universal, gratuito y equitativo a la sanidad. Un Lazarillo trabajando por y con el paciente y situando a las compañías de sector en el lugar que merecen. Un lugar en el que, eso sí, las compañías se comprometen a aportar un valor cualitativo más allá del producto que comercializan”, indicó Estévez.

Por último, el presidente de SEDISA afirmó que “Desde el punto de vista de la organización, la colaboración público-privada puede ser beneficiosa, siempre y cuando el directivo enfoque sus beneficios prioritariamente hacia optimizar recursos, fomentar el desarrollo de los profesionales, desarrollar valor añadido y obtener beneficios mutuos. Es fundamental en cualquier caso establecer un modelo de gobernanza de dicha colaboración, mantener de forma constante los flujos de comunicación: internamente y externamente, implicar a todos los profesionales involucrados en el diseño, desarrollo e implantación, formalizar los acuerdos para establecer mecanismos, pactos, procesos y reglas y de esta forma evitar posibles conflictos e implantar una buena estructura de seguimiento que permita mejorar y avanzar de forma constante”.

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