Dr. Jesús Paños: “Los escáneres cerebrales de los jóvenes alcohólicos revelan que su hipocampo es significativamente más pequeño”

En el contexto de los hábitos de consumo tóxico que afectan a los adolescentes en España, cuyo reflejo plasma cada dos años el Plan Nacional sobre Drogas, los datos son, cuanto menos, alarmantes: el 81,3% de los adolescentes entre 14 y 18 años consume alcohol, y éste se posiciona como  la droga más consumida. Le siguen el tabaco (36,9%) y el cannabis (28,6%).

El Dr. en Psicología Clínica, Jesús Paños, Responsable de la Unidad de Psicología Clínica de Infancia y Adolescencia del Hospital San Rafael de Madrid quiere trasladar su preocupación sobre esta grave problemática que afecta a nuestros hijos y su entorno, con una edad media de inicio muy temprana: 13,7 años para el tabaco, 14 años para el alcohol, y 15 años para el cannabis.

El mero consumo leve de alcohol, o alguna intoxicación aislada, pueden tener el mismo efecto sobre el sistema nervioso central que un consumo regular, y provocar complicaciones graves y permanentes.

En consumo de drogas por adolescentes, hace falta mucho más que mera información para cambiar conductas y actitudes
El Dr. Paños afirma que no solo es suficiente con aportar las cifras que envuelven a esta tremenda problemática, sino que hay que aprender habilidades y cambiar actitudes. Los efectos del consumo de drogas como las mencionadas se tornan más importantes cuando se trata de un cerebro en desarrollo, siendo el hipocampo una de las áreas más afectadas, estructura clave para el aprendizaje y la memoria. El Dr. afirma que: “Los escáneres cerebrales de los jóvenes alcohólicos revelan que el hipocampo de estos es significativamente más pequeño que el de los otros adolescentes que no beben alcohol”.

Por su parte, los lóbulos prefrontales, responsables de la programación de acciones, la empatía, la planificación, el control de impulsos y la atención, también pueden verse dañados por el alcohol, con consecuencias tales como una merma en el aprendizaje, en la madurez, en la responsabilidad y en la autonomía.

Consumo de alcohol por menores de entre 14 y 16 años: una problemática creciente en las consultas
El Dr. Paños plantea que, con respecto al grupo de adolescentes que no bebe: “el grupo de adolescentes que sí que lo hace, aglutina muchos más factores de riesgo, y a mayor número de factores de riesgo, más probabilidad de consumo”, en un escenario donde las consultas de jóvenes entre 14 y 16 años sobre esta problemática son cada vez más frecuentes.

Entre los factores de riesgo personales biológicos, cabe mencionar: los antecedentes familiares de consumo, la edad de inicio temprana y algunas enfermedades crónicas. Pero, según afirma el Dr., son los factores personales psicológicos y conductuales los más abundantes: vulnerabilidad a la presión del grupo, desconocimiento de sus efectos, escasez de habilidades sociales, baja autoestima, poca tolerancia a la frustración, problemas emocionales, etc.

En lo que se refiere a los factores de riesgo del contexto, se encuentran: los amigos consumidores, la dependencia del grupo, la ausencia de ocio sano, la familia, la escuela y la comunidad, entre los más relevantes.

Educación inadecuada, clima familiar conflictivo y escasa disciplina: factores facilitadores de consumo
Un aspecto muy interesante a considerar ante los pacientes con problemas de consumo de alcohol y drogas, son los factores facilitadores de consumo que tiene a su alcance: estilo educativo inadecuado (o muy autoritario, o carente de normas), clima familiar conflictivo (baja cohesión familiar por discusiones y peleas), modelo de consumo en la familia (ejemplo) y escasez de disciplina, entre otros.

Fomentar el ocio sano es un importantísimo factor de protección
Para hacer frente a los factores facilitadores, es preciso fomentar los factores de protección, entre los que destacan: el fomento de un ocio sano (sobre todo deportes y hobbies), una comunicación adecuada sobre los efectos de las drogas, dar un buen ejemplo en el modelo familiar y, en general, el Dr. indica una serie de pautas que es preciso fomentar en el marco de la familia y el colegio: “enseñarles a pensar, razonar y a identificar y manejar sus emociones, gratificar sus progresos, escucharles, ponerles límites, enseñarles a relajarse, evitar enfrentamientos agresivos para solucionar los problemas, etc.”, destaca.

El Hospital San Rafael apuesta por los Programas de “Habilidades para la Vida”
El Dr. Paños acude a la ciencia como arma para ayudar a mejorar las habilidades de los adolescentes y crear un importante factor de protección ante los hábitos de consumo tóxicos, y lo hace a través de la división de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con su Programa “Habilidades para la Vida”. Su objetivo es penetrar en los colegios para fomentar una mejor salud general, mental, un menor consumo de drogas y, en consecuencia, una disminución de los problemas con la justicia y un mejor ajuste laboral, según explica. El Hospital San Rafael va a desarrollarlos a partir del mes de enero del año que viene.
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