El cáncer es una de las primeras causas de muerte a nivel mundial ya que, según datos de la OMS, hasta uno de cada seis fallecimientos en el mundo se deben a esta enfermedad. Por ello, la detección y diagnóstico precoz de esta enfermedad resulta fundamental para conseguir más supervivencia y curación a largo plazo. Además de los médicos oncólogos, en el diagnóstico es clave la figura del médico internista, que suele diagnosticar y evaluar el estadio de la enfermedad neoplásica. En la etapa final, cuando se ha desestimado continuar con el tratamiento antineoplásico, los ingresos derivados de las complicaciones que conlleva la progresión de la enfermedad tumoral suelen realizarse en Servicios de Medicina Interna.
Para dar valor a la figura de estos profesionales sanitarios en el abordaje de los pacientes oncológicos, la Sociedad Española de Medicina Interna ha celebrado, en el marco de su Congreso Nacional de Madrid, ´la mesa-debate El enfermo oncológico. Un nuevo reto para el internista. “Los pacientes oncológicos hospitalizados son enfermos habitualmente en progresión de su enfermedad tumoral, que suelen ingresar por infecciones relacionadas con la quimioterapia, complicaciones médicas asociadas a la progresión de patología oncológica – o infecciones asociadas al entorno sanitario”, asegura la Dra Carmen Díaz Pedroche, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
Además, hay que tener en cuenta que hasta un 20% de los pacientes que precisan de ingreso por cualquier causa en Medicina Interna son diagnosticados de neoplasia. Por ello, “es importante hacer una evaluación completa del paciente en cuanto a diagnóstico y pronóstico general que va a condicionar si el paciente es susceptible de un tratamiento antineoplásico (quimioterapia, terapia diana, terapia inmunológica)”, comenta la especialista.
El 50% de los pacientes oncológicos en tratamiento con quimioterapia que precisan ingreso hospitalario presentan complicaciones infecciosas y un 40% son hipertensos
El papel del médico internista resulta fundamental en el abordaje de pacientes con cáncer que ingresan en el hospital con una complicación. Los internistas se ocuparán de los tratamientos de las enfermedades asociadas y apoyarán en el manejo de las complicaciones médicas relativas al ingreso hospitalario (tales como hiperglucemia, infecciones nosocomiales, síndromes confusionales y arritmias.
“Los profesionales de la Medicina Interna nos encargamos de establecer las pautas de tratamiento analgésico y de control sintomático de estos pacientes al final de la enfermedad. Esto incluye el control de la ansiedad, depresión, insomnio, astenia o estreñimiento, mediante una adecuada coordinación con las Unidades de Paliativos y/o con el equipo de soporte domiciliario, con vistas a intentar reducir la estancia hospitalaria para los estos pacientes frágiles“, considera la doctora.
Pero, además de la coordinación de los tratamientos indicados, los internistas también representan una pieza clave en el diagnóstico de los pacientes con cáncer. Precisamente, el manejo del diagnóstico en estos pacientes ha cambiado en los últimos años, ya que no solo es preciso saber la etiología maligna sino también conocer la agresividad, posibles mutaciones y nivel de inmunidad tumoral del tumor en cuestión. “La posibilidad de iniciar un tratamiento con intención curativa o paliativa en estos pacientes es tiempo-dependiente por lo que es necesario adecuar los métodos diagnósticos y su utilización junto con la priorización de los recursos a nivel hospitalario”, afirma la experta.
Un 20% de los enfermos con cáncer de más 65 años tiene pluripatologías asociadas
Perfil del paciente oncológico
El aumento de la edad de la población en España y la mayor prevalencia de enfermedad oncológica en pacientes de edad avanzada hace que un 20% de los enfermos con cáncer tenga más 65 años y tengan pluripatologías asociadas. Entre ellas, destacan las complicaciones infecciosas, presentes en alrededor del 50% de estos pacientes, y la hipertensión arterial, en un 40%. Además, otras comorbilidades son la diabetes (en un 15% de estos pacientes), enfermedad tromboembólica venosa (15%) y/o enfermedad cardiológica (10%).
Hay que tener en cuenta , como indica la doctora, que “la mejoría de los tratamientos oncológicos está llevando a una mayor supervivencia de estos pacientes, en los que también son más prevalentes las complicaciones a largo plazo derivadas de la quimioterapia y la radioterapia, que pueden aumentar el riesgo de padecer patologías asociadas al envejecimiento (demencia, ateroesclerosis, segundos tumores)”.
Atención compartida entre oncólogos e internistas
La valoración conjunta del paciente por parte de distintos especialistas que asumen su abordaje desde diferentes perspectivas siempre mejora la atención de los mismos. Y en el caso del paciente oncológico no es una excepción.
Así, una buena coordinación entre oncólogos e internistas facilita la atención al paciente y mejora los resultados ya que, como revela la Dra Carmen Díaz Pedroche, “cada profesional aporta su punto de vista y, al ponerlos en común, se consigue una mejor calidad asistencial, se disminuye el gasto sanitario, se racionaliza el uso de los recursos hospitalarios y se aumenta la calidad de vida del paciente y su familia”.
Además de estas ventajas, este abordaje compartido implica también la reducción de la pluriconsulta con especialistas que, “al ser por norma general el paciente con cáncer un enfermo complejo y con complicaciones asociadas graves y requerir de abordaje intrahospitalario, puede desembocar en una asistencia descompensada al paciente, al condicionar las múltiples valoraciones por diferentes especialistas del hospital”, señala.
El paciente oncológico no solo es frágil clínicamente, sino también emocionalmente
Comunicación médico-paciente: mejora de resultados
El paciente oncológico no solo es frágil clínicamente, sino también emocionalmente, ya que precisa de un apoyo psicológico-social difícil de abordar en consulta. “Mediante la hospitalización se consigue una atención completa al ser consciente de las necesidades del paciente, de tal modo que trabajamos por la mejora de la calidad de vida del enfermo y su familia”, asegura la doctora Carmen Díaz Pedroche.
Esta mejora de las condiciones en el paciente oncológico, donde la comunicación médico-paciente resulta esencial para su abordaje, está convirtiendo al cáncer en una enfermedad crónica, con pronósticos vitales de hasta entre cinco y diez años con una excelente calidad de vida.