Mantener unos niveles adecuados de vitamina D puede ayudar a prevenir la aparición de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, y es que así se pone de manifiesto en un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
Ahora bien, el trabajo publicado en la revista Journal of Autoinmunity, destaca que a pesar de que esta vitamina puede ser efectiva para prevenir la inflamación, esa efectividad no lo es tanto una vez que se desarrolla la enfermedad inflamatoria, y es que se sabe que patologías como la artritis reumatoide se vuelven insensibles a ella. Además, su impacto en estas enfermedades no puede predecirse empleando células de individuos sanos o incluso de la sangre de pacientes con inflamación, ya que las células del tejido con enfermedad respecto a las sanas son muy diferentes.
Por tanto, teniendo presente estos aspectos, los científicos han observado que si se usa la vitamina D en pacientes con artritis reumatoide, los médicos pueden necesitar prescribir dosis mucho más altas que las empleadas actualmente o proporcionar un tratamiento que corrija la insensibilidad a la vitamina D de las células inmunes dentro de la articulación. De hecho, los pacientes con artritis reumatoide suelen tener deficiencia de vitamina D y pueden recibir suplementos de la misma.
Inflamación y progresiva destrucción de las articulaciones, señas de identidad de la artritis reumatoide
Caracterizada por la inflamación y la progresiva destrucción de las articulaciones, la artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que afecta desde la edad juvenil hasta a mayores de 90 años, aunque es más frecuente su aparición en las décadas tercera y cuarta de la vida.
En España, aproximadamente afecta a más de 230.000 personas, de los cuales aproximadamente el 10% no responde a los tratamientos disponibles ni a las terapias existentes. En el mundo a más de 23 millones de personas. Es una patología que produce importantes costes directos (derivados de la atención sanitaria y uso de fármacos) e indirectos (bajas laborales, impacto en calidad de vida de los pacientes…). En diferentes estudios se ha demostrado que el control estrecho de la enfermedad mejora o disminuye la presencia de determinadas comorbilidades, como el riesgo cardiovascular o la depresión.
..Emilio Ramirez