Publicado en El País La ciudad de Iowa, conocida por ser la meca de los talleres de escritura creativa desde 1936, tiene una historia paralela digna del mejor cuento de hadas. A esas tierras lejanas del medio Oeste estadounidense llegó en 1941 Ignacio Ponseti, un joven médico español hijo de un relojero. El muchacho, de raíces menorquinas, venía arrastrando la pena de la Guerra Civil que había vivido de primera mano en Barcelona mientras ejerció como médico ortopedista tratando a cientos de heridos. En 1944 se convirtió en profesor del departamento de medicina ortopédica y allí empezó a evaluar las dolorosas cirugías que se hacían a los pies deformes. El pie zambo, que también es conocido como pie equinovaro o pie bot, es una deformidad que afecta a uno de cada mil recién nacidos. Si tales deformidades en los pies no se corrigen, la vida de estos bebés será dura y miserable.