Presupuestos del Colegio de Madrid: aumenta la remuneración de la Junta Directiva

El control de los 11.000.000 de euros de presupuesto del ICOMEM están en juego y la Junta Directiva del Colegio de Médico de Madrid, presidida por el Dr Sánchez Chillón, no quiere “problemas”. Cuanto más férreo sea el control sobre los compromisarios mayores posibilidades de aprobar unos presupuestos hechos a su medida, no a la medida de las necesidades de los propios médicos.

La Junta Directiva ha remitido a los compromisarios un presupuesto en el que destaca “especialmente” la subida de su propia asignación hasta 263.800 euros. Una asignación que se suma a la que ya tienen por sus tareas profesionales en hospitales y centros del salud, convirtiendo el Colegio en una fuente de ingresos personal extraordinaria.

Destaca la falta de aprovechamiento del edifico y todas sus salas para reuniones y congresos científicos. Frente a los 600.000 euros de ingresos que se presupuestaron en 2017, se ha pasado a 200.000 en 2018. Decisiones arbitrarias como “cancelar” el contrato con la empresa que gestionaba las salas tiene como consecuencia una pérdida de 400.000 euros, además de una posible indemnización de 3 o 4 millones de euros que deberán pagar en el caso de perder el juicio, una cantidad que no está presupuestada por esta Junta Directiva sin que haya dado ninguna justificación.

Es muy destacable la fuerte inversión, que alcanza 1.367.000 euros para la rehabilitación del edificio, que es del Ministerio de Educación, a pesar de fuerte la bajada de los ingresos por ocupación de salas. Incluso hay una partida de 250.000 para la adaptación para la realización de un museo sin haber dado explicaciones de las necesidades que exige la ley de museos sobre un edificio que es Patrimonio Histórico. Son cuestiones que se deberían explicar antes de hacer una inversión tan fuerte si no se quiere dar una imagen de “cortijo propio”.

Falta de transparencia
Sin embargo, lo que más destaca es la enorme falta de transparencia y rigor con las formas de la Junta Directiva, tal como demuestra el hecho de no mandar en tiempo y forma, solo unos pocos días antes de la asamblea, los presupuestos, como si quisieran dejar poco tiempo para que se estudien.

El propio Dr Sierra ha tenido que llamarles la atención porque han intentado “controlar” la comunicación entre compromisarios. Si nada hay más sano y democrático que la participación, ¿por qué el Secretario, en nombre de la Junta Directiva, pide limitar la función de los compromisarios?, ¿miedo?, ¿inseguridad?… ¿debería pensar más en los propios médicos y menos en la “autoprotección”?

..Alfonso González

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