El consumo de alcohol es el principal factor de riesgo prevenible para cualquier tipo de demencia, pero especialmente para aquella que aparece precozmente, y es que así lo ha confirmado el Centro para la Adicción y la Salud Mental de Canadá.
El estudio publicado en la revista The Lancet Public Health, con más de un millón de adultos diagnosticados, se centró en el análisis específico de los trastornos derivados del consumo de alcohol, e incluyó a personas que habían sido diagnosticadas con trastornos mentales, de comportamiento, o enfermedades crónicas que podían ser atribuibles al consumo crónico del alcohol.
Según los resultados, de los 57.000 casos incluidos de demencia precoz, más de la mitad (57%) estaban relacionados con el consumo excesivo y crónico de alcohol. Ahora bien, la pregunta del millón, ¿Qué es un consumo excesivo y crónico de alcohol?, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que es cuando supera los 60 gramos de alcohol puro de media al día, medida en el caso de los hombres, y los 40 gramos diarios en el caso de las mujeres.
La importancia de la detección del consumo excesivo de alcohol y el tratamiento de los trastornos derivados
Los resultados del estudio ponen de manifiesto una fuerte asociación entre el consumo excesivo de alcohol y los trastornos derivados del mismo, por ello, los autores insisten en la importancia de la detección del consumo de alcohol y el tratamiento de los trastornos derivados con el fin de reducir su impacto sobre la demencia. Al respecto, Jürgen Rehm, uno de los autores del estudio, afirma que “los hallazgos muestran que ambos factores –el consumo excesivo y los trastornos asociados– son los factores de riesgo más importantes para la demencia” y alerta que “son especialmente importantes para aquellos casos de demencia que comienzan antes de los 65 años y conllevan muertes prematuras”.
Los trastornos derivados del consumo de alcohol acortan la esperanza de vida en más de 20 años, y la demencia es una de las principales causas de muerte para estas personas.
El estudio también detectó que los trastornos por consumo de alcohol se asociaron con todos los demás factores de riesgo independientes para el inicio de la demencia, como es el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes, un menor nivel educativo, la depresión o la pérdida de audición, entre los factores de riesgo modificables. Ante esto, Bruce Pollock, otro de los autores, considera que “la detección y la reducción del consumo problemático de alcohol y el tratamiento de los trastornos derivados debe comenzar mucho antes”.
El consumo de alcohol aumenta inequívocamente el riesgo de enfermedad hipertensiva, ictus hemorrágico y fibrilación auricular
En septiembre del año pasado, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) mostró su preocupación por que desde algunos ámbitos se recomendaba el consumo moderado de alcohol o, se consideraba beneficioso para la salud. Por ello, se posicionó al respecto y defendió que “no hay razones para recomendar como beneficio para la salud para el conjunto de la población el consumo de bebidas alcohólicas de cualquier graduación”. Es más, desde semFYC se hizo referencia a artículos que apuntaban a que un consumo de 30 gramos de alcohol al día podría tener cierto beneficio en la cardiopatía isquémica en algunos grupos de personas.
Ante estos datos, esta sociedad científica recordó que el consumo de alcohol “aumenta inequívocamente el riesgo de enfermedad hipertensiva, ictus hemorrágico y fibrilación auricular”. En España “es el tercer factor de riesgo más importante de muerte prematura y enfermedad, solo superado por el tabaco y la hipertensión, y es un factor de enfermedad más importante que la hipercolesterolemia y el sobrepeso”. Asimismo, puede causar o ser agravante de más de 60 patologías, y responsable de otros problemas como la criminalidad, la violencia o los accidentes de tráfico, todo ello “con enormes costes sociales”, señalaban desde semFYC.
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