La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) han elaborado un documento de consenso en el señalan que el Sistema Nacional de Salud (SNS) debe mejorar el nivel de integración de los protocolos de salud pública que elaboran el Ministerio de Sanidad, las Direcciones Generales de Salud Pública adscritas a las distintas consejerías de sanidad autonómicas, así como también los adaptados a los distintos centros sanitarios, especialmente aquellos relacionados con la gestión de alertas sanitarias y de situaciones de crisis.
En el documento se exponen las principales conclusiones de un encuentro que hubo entre gestores y profesionales de la salud celebrado en octubre del año pasado, y muestra que “la responsabilidad profesional del médico y el ejercicio del liderazgo en este entorno resultan elementos clave a garantizar, por lo que procede formar a los profesionales de manera adecuada y específica”.
Asimismo, señalan que “la gestión debe ser, además, eficiente, priorizando el alcance de los objetivos formulados en términos de resultados en salud”. Para tal objetivo, afirman que “resulta imprescindible disponer de un sistema de información fiable integrado en el ámbito nacional, que permita la comparación en tiempo real entre los distintos subsistemas de información autonómicos de salud y entre centros”.
Gestión de la asistencia sanitaria ante el reto de las enfermedades infecciosas
Por otro lado, el proceso de gestión de la asistencia sanitaria ante el reto de las enfermedades infecciosas debe partir de la elaboración de un plan de acción que, diseñado y liderado por profesionales expertos en la materia, cuente con “el apoyo institucional y el compromiso en su ejecución garantizado por parte de las administraciones públicas”.
Asimismo, “la formación es el elemento clave para garantizar la calidad de la asistencia y la adaptación de la intervención del sistema a los avances científicos, tecnológicos y sociológicos de nuestro entorno”.
Además, el SNS debe garantizar que la función del microbiólogo clínico responda a las necesidades asistenciales atendiendo a la calidad de la formación científico-técnica de los futuros especialistas, con independencia del debate de la troncalidad y evitando la pérdida de tiempo formativo en el desarrollo de la especialidad.
Finalmente, garantizar la disponibilidad de profesionales expertos en el manejo clínico de las enfermedades infecciosas, potenciando la formación específica y diferenciada en esta materia, y es que “no hacerlo induce un impacto negativo sobre el pronóstico de los pacientes con infecciones graves y contribuye a que nuestro país sea, en la actualidad, uno de los que presentan tasas más elevadas en el consumo de antibióticos y en resistencias microbianas”, concluye.
..Foto: SEIMC
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