La digitalización en cualquier ámbito de nuestra vida es un hecho que está más que asentado y en lo que respecta al ámbito farmacéutico también. Recientemente la fundación IDIS se ha aliado con la Organización Médica Colegial (OMC) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cgcof) para impulsar la receta electrónica privada. El objetivo es claro: dispensar las prescripciones electrónicas privadas en cualquier farmacia de nuestro país. Con este tema como protagonista, iSanidad ha organizado un coloquio para analizar los aspectos más importantes en torno a la receta electrónica privada. En el debate han participado Manuel Vilches, director general de la Fundación IDIS y Óscar Ortega, director gerente de Tedifarma (Grupo Cofares). El coloquio estuvo moderado por Luis de Palacio, presidente de FEFE.
La implantación de una receta electrónica privada e interoperable permite conocer qué medicamentos toman los pacientes por prescripciones fuera del ámbito público, logrando así una visión más global de toda la medicación que siguen cuando tienen una doble cobertura sanitaria. Manuel Vilches explica que la base del proyecto es “solventar todas las dificultades que teníamos antes y facilitar la relación entre médicos, farmacéuticos y pacientes con respecto a las prescripciones y dispensaciones“. ¿Cuál es el plazo de implantación de este modelo? Vilches aclaró que ahora mismo se le ha ofrecido entrar a la plataforma a todos los grupos que participaron en el proyecto piloto y “el compromiso que hemos adquirido es que para 2019 la receta de las mutualidades este en activo“.
Desde la perspectiva de las oficinas de farmacia, Óscar Ortega destaca que desde el 2010 el Grupo Cofares está informatizando la receta dentro del sistema sanitario y “faltaba dar este paso a la receta privada”. Desde la prescripción que realiza el médico, hasta la dispensación en farmacias, esta digitalización va a aportar un valor añadido a la farmacia “porque tendrá una visión global de todas las prescripciones del médico, no sólo las públicas sino también las del entorno privado“, aclara Ortega.
Manuel Vilches: El objetivo es solventar todas las dificultades que teníamos antes y facilitar la relación entre médicos, farmacéuticos y pacientes con respecto a las prescripciones y dispensaciones
Hoy en día la farmacia tiene un volumen de receta electrónica que se satisface mediante una plataforma compartida con la Administración, por otro lado está lo que se conoce como “receta papel” y que se encuentran dentro del ámbito de las sociedades que están financiadas, y por último está la receta privada. Este panorama implica una serie de cargas burocráticas a las que el farmacéutico tiene que hacer frente. Según explica el director de Tedifarma, antes el farmacéutico “de toda la vida” se sentaba a firmar cada receta y comprobaba las dispensaciones. Ahora, gracias a la receta electrónica “todo esto desparece, porque en el momento de la dispensación se validan todas las prescripciones y se firma de manera electrónica mediante el certificado digital del farmacéutico”.
Dentro de este entorno digital no sólo hay que tener en cuenta el valor añadido que aporta al paciente, sino también las garantías de seguridad que ofrece este procedimiento. Vilches considera que va a ser mucho más versátil y cómodo retirar el medicamento, se aliviará la “burocratización de la consulta” y, en definitiva, se consigue acortar los tiempos de consulta porque ya no será necesario que el paciente se desplace de nuevo a la consulta para activar la receta.
Óscar Ortega: En el momento de la dispensación se validan todas las prescripciones y se firma de manera electrónica mediante el certificado digital del farmacéutico
Otra de las garantías que destaca el Dr. Vilches es que con la digitalización se puede evitar el fraude que actualmente existe en el ámbito de las prescripciones. “Ya no va a ser posible que se fotocopien las recetas en papel ni que se falsifiquen“, aclara. Por otro lado, tanto la prescripción como la dispensación estarán mucho más controladas por lo que esto generará también un ahorro y evitará la acumulación de medicamentos por parte de los pacientes. En lo que se refiere a costes de implantación de este sistema Óscar Ortega lo tiene claro: “No es costoso porque el objetivo es que sólo exista una única receta electrónica y que no suponga ningún tipo de coste adicional tanto para el paciente como para la farmacia“.
El paciente es, sin duda, uno de los mayores beneficiados de este sistema, pero el farmacéutico también encontrará una serie de garantías como la credibilidad de esas prescripciones. “Ahora mismo el farmacéutico tiene que aceptar recetas de las que no tiene ningún conocimiento, hacer un acto de fe y creerse que ese sello y esa firma son de un médico habilitado y capacitado para prescribir“, explica el director del IDIS.
Con la receta electrónica se evitan las falsificaciones en papel, por lo que habrá un mayor control sobre el fraude
Con la implantación de la receta electrónica, el farmacéutico entrará a un sistema interno donde se encuentra la prescripción médica y lo hará mediante la identificación del paciente, por lo que contará con todas las garantías para realizar la dispensación. De esta manera, no se tendrá que preocupar de subsanar posibles errores como la fecha, el nombre del paciente, etcétera.
Uno de los aspectos diferenciadores de este sistema de receta electrónica privada con respecto a la receta pública es la interoperabilidad entre Comunidades Autónomas. Es decir, evitar poner limitaciones a la zona de residencia del paciente para disponer de la receta. “Si nos vamos de vacaciones o de viaje de trabajo y salimos de nuestra Comunidad Autónoma, no tiene sentido poner barreras a la dispensación“, señala Manuel Vilches y explica que la idea es que el paciente pueda acudir a cualquier zona de nuestro país para que, con su identificación, acceda a su medicación.
La receta electrónica privada permite la interoperabilidad entre Comunidades Autónomas evitando limitaciones al paciente
Sin duda la comunicación entre las partes también es clave en este sistema, ya que farmacéuticos y médicos tienen la posibilidad de mantener una comunicación para solventar dudas y, por ejemplo, resolver problemas de incompatibilidad con el resto de medicación. En este sentido, Ortega destaca que esto también aporta seguridad para el paciente, “el farmacéutico puede solicitar una baja cautelar que luego el médico revisará“. Por su parte, Vilches añade que el farmacéutico tendrá la posibilidad de avisar al médico en caso de que observe incompatibilidades y “perfectamente puede parar el procedimiento y avisar al médico para que éste tenga conocimiento del problema y modifique la prescripción“.
..Cristina Cebrían