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Más de 60 millones de personas en el mundo padecen epilepsia, con una prevalencia estimada de 4,9 por cada 1.000 personas en países desarrollados y duplicándose en países en vías de desarrollo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 80% de los pacientes con epilepsia viven en países de ingresos bajos y medianos y se diagnostican anualmente unos 2,4 millones de casos de epilepsia.
En España, el estudio más reciente muestra una prevalencia estimada de 14,87 casos por cada 1.000 personas mayores de 18 años: 5,79 casos de epilepsia activa y 9,08 de epilepsia no activa. Son unas cifras altas, más de lo que se conoce entre la población, por ello, la Sociedad Española de Neurología (SEN), junto con Bial y Eisai, como parte de su compromiso con la neurología y el apoyo a la formación continuada de los profesionales sanitarios españoles, han realizado el curso de epilepsia para residentes, considerado como un encuentro de ámbito nacional que, específico sobre epilepsia para médicos internos residentes de Neurología (MIR), ha reunido a 50 MIR de diferentes hospitales españoles.
En palabras de la Dra. Mar Carreño, directora de la Unidad de Epilepsia del Hospital Clínic de Barcelona, “el programa, impartido por neurólogos especialistas en epilepsia de primer nivel, ha combinado los conceptos teóricos sobre los métodos más avanzados en el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia con talleres interactivos que han fomentado la participación de los asistentes en la discusión práctica”.
En la epilepsia, algunas de las comorbilidades más comunes son los trastornos psiquiátricos y conductuales
A lo largo de la jornada se ha abordado la enfermedad más allá de la crisis, y es que las comorbilidades deben tenerse en cuenta en el manejo de estos pacientes. Entre las comorbilidades más comunes, están los trastornos psiquiátricos y conductuales, como la depresión, las alteraciones del ánimo y el deterioro cognitivo, la disfunción sexual o el riesgo de osteoporosis, así como las enfermedades sistémicas que aumentan el riesgo vascular.
Como indica el Dr. Francisco Javier López, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN, “resulta necesario conocer las comorbilidades del paciente por varios aspectos, por un lado, la frecuencia de las crisis puede cambiar debido a las enfermedades concomitantes o al tratamiento farmacológico emplead”; en segundo lugar, “el metabolismo de los fármacos antiepilépticos puede alterarse por las enfermedades o por las interacciones con otros fármacos que toma el paciente, en tercer lugar, los propios fármacos antiepilépticos pueden agravar las enfermedades concomitantes” y finalmente, ”el padecer un tipo de patología puede ocasionar que el paciente tenga limitada las opciones del tratamiento, por ejemplo, un paciente en la UCI va a necesitar preferentemente fármacos que se administren por vía intravenosa”.
Se estima que la tasa de adherencia al tratamiento antiepiléptico corresponde a un 61% de los casos
“Los estudios epidemiológicos detectan un mayor número de patologías concomitantes entre la población con epilepsia”. En este sentido destaca “la importancia de la patología psiquiátrica asociada”, y es que “la depresión conjuntamente con la ansiedad están presentes en un 30-35% de los pacientes. Con menor frecuencia pueden existir trastornos psicóticos” y “en la población infantil es frecuente el déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”.
“De hecho”, prosigue, “como las crisis de los pacientes con epilepsia pueden ser esporádicas muchos dejan de tomar el tratamiento”. Al respecto, el Dr. López aporta este dato, y es que “se estima que la tasa de adherencia al tratamiento antiepiléptico corresponde a un 61% de los casos. Para mejorar esta cifra es importante la información al paciente, tanto oral como por escrito, explicar lo que pasaría si deja de tomar el tratamiento, simplificar el número de fármacos y número de tomas a lo largo del día”.