..Cristina Cebrián.
La relación terapéutica entre médico y paciente está influenciada por las posibles intervenciones terapéuticas en los pacientes con psicosis. Ésta es una de las conclusiones de la jornada ‘Fortaleciendo la relación terapéutica’, que organizó la compañía Janssen en el marco del Congreso anual de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) que se celebró en mayo en Nueva York. La prevención y control de la esquizofrenia, así como una intervención temprana con antipsicóticos, son las claves que permiten prevenir recaídas en este tipo de pacientes. Además, a largo plazo, se puede frenar el deterioro funcional que provoca esta enfermedad. En España unas 600.000 personas padecen esquizofrenia o trastornos asociados, lo que supone entre un 0,8 y un 1,3% de la población.
La prevención y control de la esquizofrenia, así como una intervención temprana con antipsicóticos, son las claves que permiten prevenir recaídas en este tipo de pacientes
En este encuentro al que acudieron más de 120 profesionales, el doctor Pedro Sánchez, responsable de la Unidad de Psicosis Refractaria del Hospital Psiquiátrico de Álava, destacó los esfuerzos que se vienen realizando en los últimos años en el tratamiento de las fases iniciales de las patologías mentales, “con el objetivo de conseguir un curso evolutivo mucho más favorable”. Así, los profesionales centrarán su atención en la prevención tomando medidas farmacológicas y cambios de hábitos de vida de los pacientes que disminuyan al mínimo el riesgo de aparición de un segundo episodio.
Dr. Sánchez: “Hay que evitar que la enfermedad suponga un impedimento en la consecución de los proyectos vitales de los pacientes”
La esquizofrenia es un trastorno mental severo que afecta al pensamiento, las emociones y el comportamiento; siendo la forma más frecuente de trastorno mental severo. Según la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) ésta afecta a una persona de cada 100, iniciándose entre los 15 y los 35 años. Por lo tanto, realizar un cambio en el abordaje precoz de la enfermedad permite modificar su curso, a fin de que las capacidades funcionales de los pacientes no se vean tan comprometidas y tratando de “evitar que la enfermedad suponga un impedimento en la consecución de sus proyectos vitales”, comenta el psiquiatra Pedro Sánchez.
Antipsicóticos de última generación
En el tratamiento de la esquizofrenia la medicación es crucial para controlar los síntomas de la enfermedad y que el paciente pueda llevar una vida normalizada.
En este sentido, el uso de de antipsicóticos de última generación inyectables de larga duración (ILD) de administración trimestral supone un cambio notable en la terapia. Según aclara el Dr. Sánchez, “los antipsicóticos ILD suponen una opción terapéutica muy importante en fases iniciales y que hace 15 años nadie consideraba como opción”.
Los medicamentos llamados de segunda generación tienen un mayor espectro de efectos terapéuticos y cuentan con una menor cantidad de efectos adversos neurológicos
A la hora de elegir un tratamiento antipsicótico, especialmente ante un primer episodio, se establecen diversos criterios como el grado de respuesta de los síntomas, sus efectos adversos, la vía de administración y también las preferencias del paciente.
Los medicamentos llamados de segunda generación (clozapina, risperidona, olanzapina, paliperidona, sertindol, quetiapina, ziprasidona, amisulpride y aripiprazol) tienen un mayor espectro de efectos terapéuticos y cuentan con una menor cantidad de efectos adversos neurológicos. En el caso de pacientes jóvenes, el Dr. Sánchez aclara que el principal objetivo del tratamiento es la intervención precoz que pueda garantizar un pronóstico funcional más favorable. Para ello, considera “insustituible” una exposición continuada e ininterrumpida del tratamiento antipsicótico en la práctica clínica. “Los psiquiatras tenemos claro este aspecto en los pacientes adultos multiepisódicos, pero la toma de conciencia de la necesidad de estos fármacos en las fases iniciales no está aún tan consolidada, aunque sí es creciente”, explica el psiquiatra.
“Los antipsicóticos ILD suponen una opción terapéutica muy importante en fases iniciales y que hace 15 años nadie consideraba como opción”
Los antipsicóticos de segunda generación se perciben como los favoritos entre los pacientes, además de resultar ser más efectivos. Sin embargo, la evidencia científica proviene de ensayos clínicos sobre la eficacia de los síntomas a corto plazo. Por ello, el grupo de investigación CUtLASS (Cost Utility of the Latest Antipsychotic Drugs in Schizophrenia Study) diseñó un ensayo controlado y aleatorizado con el objetivo de comprobar la hipótesis de que en pacientes con esquizofrenia que requieren cambios de tratamiento, los antipsicóticos de segunda generación, al margen de la clozapina, se asocian con mejoras en la calidad de vida al año en comparación con los antipsicóticos de primera generación. Este ensayo pragmático y multicéntrico llevó a cabo valoraciones a pacientes a las 12, 26 y 56 semanas basándose en el análisis por intención de tratar. Tras un año de seguimiento, los participantes en el grupo que recibió antipsicóticos de primera generación mostraron una tendencia a una mayor mejoría en calidad de vida y sintomatología. Por lo tanto, la conclusión de este estudio fue que las personas con esquizofrenia que han cambiado de medicación por motivos clínicos, no tienen desventajas a lo largo de un año en términos de calidad de vida, síntomas o costes asociados a los cuidados en la utilización de antipsicóticos de primera generación ante los de segunda generación que no sean clozapina.
Relación Médico-Paciente
Además del tratamiento con fármacos, es importante establecer una relación entre el médico y el paciente que esté basada en la confianza y el diálogo. De hecho, los especialistas han comprobado que, cuando se informa al paciente del abanico de opciones de tratamiento que tiene disponible y, por tanto, se le involucra en el proceso, se obtienen mejores resultados.
Un paciente experto y bien informado hace que la elección del tratamiento resulte más efectiva
Un paciente experto y bien informado hace que la elección del tratamiento resulte más efectiva. De hecho, los estudios reflejan que, “cuando el paciente es un sujeto pasivo al que se le impone un tratamiento, un 20% de los afectados no va a recoger la medicación a la farmacia tras el alta”. Esto quiere decir que se produce un abandono del tratamiento en una fase muy precoz. En cambio, “cuando un paciente con trastorno bipolar o esquizofrenia participa de forma activa, los resultados son mucho mejores que cuando no participa, incluso con el mismo tratamiento”, explican los expertos.
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