..Elena Santa María
La Fundación Casaverde presentó ayer en el Ministerio de Sanidad el libro ‘El Plan de Atención del Ictus de la Comunidad de Madrid 10 años después’. El acto fue inaugurado por el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, quién ha resaltado brevemente la información y sensibilización, y la respuesta rápida como los ámbitos en los que trabaja la Consejería así como los objetivos para los próximos años –generalización del tele ictus, incremento de expertos, minimización de los tiempos, equiparación de poblaciones de referencia, plan de atención al ictus infantil o reforzamiento del tratamiento rehabilitador- ;y el presidente de Fundación Casaverde, Alberto Giménez Artés, que señaló que “más de 120.000 personas son dadas de alta cada año en España tras sufrir un ictus. La tendencia en la tasa de hospitalización va en aumento, de forma independiente al envejecimiento de la población. Se espera un incremento del 20% en los próximos 10 años. Es la primera causa de muerte en las mujeres y la segunda causa de en los varones”.
Más de 120.000 personas son dadas de alta cada año en España tras sufrir un ictus
El Director General de Coordinación de la Asistencia Sanitaria del Servicio Madrileño de Salud, Antonio Jesús Alemany López, fue el encargado de presentar el libro. En su intervención señaló que este documento es fruto del debate que se produjo en las jornadas celebradas en octubre de 2017 con distintos actores sobre el devenir de la enfermedad, la estrategia de su desarrollo, los retos fundamentales y su impacto económico y social 10 años después de la puesta en marcha del Plan de Atención del Ictus. Como fruto de ese debate, el libro tiene una debilidad y es que deja la puerta abierta. “Estos años han sido un éxito, pero, ¿hacia dónde vamos?” se preguntaba el Director General.
Tras esta presentación tuvo lugar una mesa redonda con los responsables de área de la publicación, moderada por el Dr. Modoaldo Garrido, Gerente del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y vicepresidente de SEDISA. Abrió el turno de intervenciones Paloma Casado, subdirectora general de Calidad y Cohesión del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y responsable del área de “Impacto social y económico del ictus, ¿Cómo mejorar la eficiencia en su gestión?” Explicó el origen de la Estrategia Nacional del Ictus, que se puso en marcha en 2008, a la par que el plan madrileño y que está basada en la promoción, atención sanitaria al ictus e investigación e innovación y formación de los profesionales. Como gran reto pendiente destacó, teniendo en cuenta los costes sociales del ictus, la implantación de estrategias individualizadas de rehabilitación.
El reto pendiente, teniendo en cuenta los costes sociales, es la implantación de estrategias individualizadas de rehabilitación
El segundo en intervenir fue Exuperio Díez-Tejedor, catedrático jefe de servicio de neurología del Hospital Universitario La Paz UAM y encargado del capítulo “Reflexiones 10 años después. De la estrategia al desarrollo autonómico”. El catedrático explicó los inicios del Plan de Madrid y sus grandes éxitos: reducir la mortalidad y la dependencia y el trabajo colaborativo con Summa 112 y Urgencias en el desarrollo de las unidades de ictus. Un Plan que, gracias a la influencia de la Estrategia nacional, hoy en día ya han implantado todas las Comunidades Autónomas. “Gracias a la puesta en marcha del Código Ictus en Madrid, se ha conseguido que la mayoría de los pacientes que sufren un ictus sean atendidos con la mínima demora en centros con Unidades de Ictus, reduciendo significativamente los tiempos de atención, lo que permite aumentar de forma muy importante el número de sujetos tratados con trombolisis intravenosa, pasando del 3% inicial hasta alcanzar un 20% de los pacientes con infarto cerebral atendidos en urgencias”.
La tercera ponente de la mesa fue Marta Sánchez de Celaya, gerente de Atención Primaria del SERMAS y responsable de “Atención prehospitalaria”, un capítulo redactado a partir de la experiencia de cuatro profesionales que pone de manifiesto la necesidad de involucrar a la Atención Primaria en el proceso de tratamiento de ictus, especialmente en términos de detección y niveles de control.
Es necesario involucrar a la Atención Primaria en el proceso de tratamiento de ictus
Por último intervino José Antonio Egido, jefe de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico San Carlos y responsable del área “Retos en la atención hospitalaria en la fase aguda”. Explicó el funcionamiento de las unidades de ictus, que han disminuido la mortalidad un 25% y han conseguido tasas de independencia superiores al 55%. También destacó el papel de la enfermería en cuanto a la detección de complicaciones y la reflexión sobre el aspecto psicológico del paciente y sus familiares.
El libro se cierra con unas recomendaciones de cómo seguir mejorando en la atención al paciente con ictus, donde se dice expresamente que la rehabilitación y el trabajo personalizado de los terapeutas permitiría un ahorro en el impacto social del ictus de unos 350 millones de € anuales y supondría un coste de 216 millones de €. Por lo tanto, existiría un beneficio social neto de unos 134 millones de €, cifra que permite un análisis de sensibilidad positivo.
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