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Investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) han encontrado una manera de explotar la hipoxia, una afección que durante el desarrollo de muchos cánceres comunes se produce e impulsa su progresión y diseminación, para luchar contra los tumores sin dañar el tejido sano.
En un artículo publicado en la revista Embo Molecular Medicine, el equipo buscó la manera de comprender cómo las células cancerosas se adaptan a las condiciones hipóxicas, con la esperanza de encontrar nuevas formas de detener el crecimiento y la diseminación del cáncer.
¿Por qué aparece la hipoxia en tumores?
La hipoxia hace “acto de presencia” porque los tumores a menudo crecen con más rapidez que su suministro de sangre, lo que causa la privación de oxígeno, obligando a las células cancerosas a adaptarse. ¿Esto que implica? Pues que se altere su comportamiento, del tal forma que este sea más agresivo y, a su vez se disemine por todo el cuerpo.
Utilizando células cancerosas humanas cultivadas en platos y una técnica llamada proteómica, el equipo de investigadores examinó todas las proteínas que son conectadas por las células cancerosas en la hipoxia.
Como explica el director del estudio, el Dr. Alexander Greenhough, “la hipoxia se considera un objetivo excelente para la terapia contra el cáncer porque generalmente presenta tejido tumoroso en lugar de sano”. “Sin embargo”, prosigue, “encontrar formas de aprovechar esta diferencia en la clínica es un desafío importante”.
Identificaron un nuevo mecanismo de señalización que en el futuro podría ser terapéuticamente dirigido a matar células cancerosas sin dañar las células normales circundantes
Estos experimentos permitieron al equipo identificar un nuevo mecanismo de señalización que en el futuro, podría ser terapéuticamente dirigido a matar células cancerosas sin dañar las células normales circundantes.
“Este trabajo avanza en nuestro conocimiento del cáncer hipóxico y nos lleva un paso más hacia el desarrollo de nuevas terapias que podrían lograr este objetivo”, añade Greenhough que, ha descubierto que el uso de técnicas genéticas para evitar que las células cancerígenas enciendan un receptor específico (GPRC5A) cuando los niveles de oxígeno son bajos desencadena la muerte celular cancerosa.
Este tipo de receptor, como explica el investigador, no se exagera al afirmar que puede ser considerado como “uno de los mejores objetivos farmacológicos para muchas enfermedades”.
Un receptor que podría servir como un biomarcador para cánceres más agresivos que son resistentes a la terapia y que implicaría avances en medicina regenerativa y oncológica
“Nos gustaría saber si este receptor sirve como un biomarcador para cánceres más agresivos que son resistentes a la terapia, y si tiene funciones en otras enfermedades en las que está implicada la hipoxia o la inflamación, lo que podría conducir a avances tanto en medicina regenerativa como oncológica”, concluye.