Publicado en El País
Nuestra sociedad parece haber aceptado que el aumento de peso es la consecuencia inevitable de vivir en un lugar con fácil acceso a las calorías y en el que la actividad física desempeña una función cada vez menor en nuestra vida privada y profesional. El envejecimiento dificulta aún más la pérdida de peso. A corto plazo, las consecuencias del exceso de peso parecen lejanas o carentes de importancia; un problema de estética, una limitación menor a la movilidad. Pero puede acabar provocando tasas más elevadas de diabetes o enfermedades cardiovasculares, y suponer un problema importante a la hora de disfrutar de un estilo de vida activo.