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Theresa May, primera ministra británica, ha asegurado en varias ocasiones que quiere más médicos, más enfermeras y menos listas de espera. Sin embargo, los “flecos” del brexit van aumentando y las dificultades para cumplir las “propuestas” también.
Ya en 2016, durante la campaña se aseguró que los 247.000 británicos afincados en España suponían un gasto de 280 millones de euros que el gobierno británico tiene pendiente de pago. La salida “abrupta” del Reino Unido de la Unión Europea supondrá una carrera de velocidad para cerrar un acuerdo bilateral entre ambos gobiernos que no ha empezado. Este nuevo coste debe ser contemplado adecuadamente por el Ministerio de Sanidad que puede encontrarse nuevas sorpresas.
Este nuevo coste debe ser contemplado adecuadamente por el Ministerio de Sanidad que puede encontrarse nuevas sorpresas
Sin embargo, estos 280 millones de euros de atención a los británicos afincados en España son solo una parte del problema sanitario para España, Además de tener que estudiar cómo afrontar la atención sanitaria de todos los británicos fuera de sus fronteras, Reino Unido tiene que regular el estatuto de residencia de los médicos españoles, y resto de profesionales sanitarios, y asegurar que existen suficiente stock de fármacos adicionales hasta asegurar un acuerdo con los países productores.
No parece que se esté cumpliendo la petición del titular de la cartera de sanidad británica, Matt Hancock, de no acumular medicamentos por parte de médicos y farmacéuticos, porque los planes oficiales del gobierno en materia sanitaria se van acumulando y van generando nuevos costes no previstos.
Sin acuerdo, cada día aparece un coste nuevo, el propio exportavoz laborista para Irlanda del Norte, Owen Smith, miembro de una plataforma que busca un segundo referéndum sobre la salida británica de la Unión Europea ya lo ha avisado en varias ocasiones, y no solo con respecto al ámbito sanitario.