Juan Pablo Ramírez
Los avances logrados en la lucha contra el cáncer en los últimos años ha logrado incrementar la supervivencia de los pacientes. El jefe del Servicio del Hospital Clínico San Carlos, el Dr. Pedro Pérez Segura, destaca las posibilidades que ofrecen hoy la inmunoterapia y la biopsia líquida, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer.
¿Cómo ha cambiado la inmunoterapia el abordaje del cáncer?
Es fantástico cómo ha evolucionado el tratamiento del cáncer no solo en el área de fármacos sino en el de biomarcadores. Definir a cada paciente, saber en qué grupo de tratamiento incluirlo y saber su pronóstico vital ayuda no evita hacerle perder el tiempo al paciente con tratamientos que no van a servirle. Es verdad que tenemos un aluvión de información de nuevos fármacos y datos moleculares y estamos en un momento en el que estamos intentando ubicarlos para la realidad asistencial de los pacientes. En este sentido, un avance importante es la biopsia líquida. Con una muestra de sangre podemos ver cómo cambia el tumor nos permite saber qué fármacos utilizar antes de que el paciente se haga resistente a los mismos. ¿Qué beneficios aporta la inmunoterapia? Son muy específicos, con una toxicidad muy baja, algo muy importante porque mejora la calidad de vida, y sobre todo en tumores hasta ahora muy refractarios a los tratamientos en un 20% de los pacientes, años después, siguen en situación en enfermedad controlada o sin enfermedad. Determinar qué tienen esos pacientes que les hace ser tan sensibles a los tratamientos actuales.
Es obligado hablar de inmunoterapia, pero siempre va acompañada de la quimioterapia, ¿la seguiremos utilizando en el futuro?
Por ahora sí. Ya hay ensayos con diferentes inmunoterápicos y evitando la quimioterapia. La combinación de la inmunoterapia en ocasiones es muy tóxica. Se estás modificando esas moléculas, se están buscando otras dianas terapéuticas que se combinen con la inmunoterapia. Creo que todavía la quimioterapia tiene un recorrido muy importante y gracias a ella se ha curado muchísima gente. Ahora mismo la combinación quimio e inmunoterapia es lo que a corto plazo está teniendo más eficacia. Existen ensayos en marcha de inmunoterapia con un algún bloqueador de alguna vía molecular para ver si podemos conseguir el mismo efecto o mejor. La toxicidad es menor, aunque es verdad que tiene unas toxicidades muy específicas que hay que saber manejar.
Existen ensayos en marcha de inmunoterapia con un algún bloqueador de alguna vía molecular para ver si podemos conseguir el mismo efecto o mejor
¿Cómo va a cambiar la biopsia líquida el diagnóstico del cáncer? ¿Va a cambiar los actuales programas de cribado?
Desde el punto terapéutico ya tenemos muchos datos, la biopsia líquida nos identifica pacientes que creemos que están curados y resulta que no. No permite localizar una recaída para iniciar un tratamiento de forma rápida. Puede ocurrir que estemos tratando un tumor con un perfil molecular concreto y después de una biopsia líquida vemos que ya no tiene esas alteraciones, que ha mutado. Cambiamos entonces a otro tratamiento que es específico de esas nuevas alteraciones. La biopsia líquida es rápida y sencilla, pero todavía tiene unos costes elevados porque los estudios son complejos, pero se acabará abaratando. Desde el punto de vista preventivo es un área sumamente interesante, porque la posibilidad de hacer una analítica a una persona y saber que tiene un perfil de alto riesgo de desarrollar un tumor determinado nos permitiría iniciar un programa de prevención específica para este usuario, en lugar de los programas de cribado que tenemos ahora. Serviría para individualizar la prevención e incluso en tumores en los que no tenemos prevención posible poder identificarlos con mucha antelación.
Comentaba que la biopsia líquida es una tecnología cara, ¿debería establecer una red de centros específicos que dé servicio a todos los hospitales?
Cuando existe una tecnología cara y que requiere una especialización importante habría que centralizar en pocos centros. La idea es que l paciente no debe moverse de su centro, sino lo que viaja es la muestra. Llega a un centro que realiza este tipo de técnicas, se remite el informe y el médico toma decisiones. Ahí nos aseguramos profesionales expertos y que el tiempo de respuesta es adecuado. De manera asistencia, la biopsia líquida no se está utilizando literalmente en nuestro país. Son proyectos de investigación. Con el tiempo se incorporará a los protocolos asistenciales cuando la técnica se abarate y sea reproducible en cualquier centro. Creemos que no debería tardar mucho tiempo porque la tecnología avanza a una velocidad muy importante.
La biopsia líquida nos identifica pacientes que creemos que están curados y resulta que no. No permite localizar una recaída para iniciar un tratamiento de forma rápida
En cuanto a la investigación, ¿es la financiación el principal problema que está encontrando?
En España sí. Podemos decir con orgullo que el nivel intelectual de los investigadores es muy alto, tanto de básicos como de clínicos. Somos uno de los países que, en proporción con su población, tiene uno de los mayores porcentajes más alto en publicación en revistas de máximo impacto. Los investigadores españoles están trabajando en centros de referencia de todo el mundo, liderando proyectos de máximo nivel. El principal problema es que las ayudas para la investigación son escasas y se requiere una inversión mucho más alta. Tenemos que potenciar el trabajo en red, que podamos incorporar a grupos de centros sanitarios y laboratorios para que las muestras se puedan aprovechar al máximo. En ese aspecto también sería interesante que esas muestras de pacientes con cáncer se pudieran utilizar con más facilidad y no hubiera tantas trabas administrativas, que al final dilatan todo este tipo de estudios. Pero a pesar de todo, España tiene un nivel de producción científica muy importante.
Estamos hablando de las células CART en oncohematología, ¿es posible ver investigaciones en tumores sólidos?
Se está trabajando en tumores sólidos. El problema de estas células es que hay que identificar un marcador molecular específico que permita actuar sobre esa alteración. Tecnológicamente parece que no es complejo, pero en los tumores sólidos queda lejos aún. Se utilizando en leucemias, mielomas y linfomas. Existen ensayos en mama y pulmón, entre otros, pero la verdad es que queda tiempo. En España ya hay comunidades con programas sobre este tipo de terapias para organizarlo bien y que repercuta de manera clara en la población.
Cada vez somos más conscientes de que un gran número tumores es evitable por hábitos de vida, ¿cómo puede trabajar ahí el oncólogo?
El oncólogo se encuentra en punto clave cuando recibe a una persona que tiene cáncer. La familia se asusta. Tenemos un terreno abonado para educar a la población. Otra cosa es la identificación de familias de alto riesgo. Es un porcentaje pequeño, un 10% o un 15% de todos los cánceres pero el asesoramiento genético puede evitar tumores en población sana. Los oncólogos debemos comenzar a colaborar en proyectos de investigación en prevención. Ya hay grupos que está trabajando en la detección precoz de moléculas de cáncer de cabeza y cuello en saliva, en el aliento o en orina. Es fundamental el papel del oncólogo formando a la familia y colaboración en proyectos de investigación básica en la identificación de subgrupos.