Daños en la microbiota, una epidemia de las sociedades occidentales

..Redacción.
El Hospital Universitario de Torrejón ha formado a 120 pacientes en el impacto de la microbiota en la salud. La jornada Más allá de lo que vemos. El superorganismo humano abordó una nueva forma de entender la Medicina, más próxima al paciente, individualizada y teniendo en cuenta uno de los factores más importantes en el bienestar general de las personas: el equilibrio de su microbiota. El evento organizado conjuntamente por el centro de Torrejón y por Nutribiótica evidenció la importancia que las bacterias tienen en el desarrollo de determinadas patologías y cómo su equilibrio es fundamental para asegurar un buen estado de salud tanto en las personas sanas como en aquellas que padecen algún tipo de enfermedad.

La Dra. Sari Arponen, médico del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Torrejón, advirtió de los riesgos que entraña la pérdida de diversidad de bacterias, “una epidemia que afecta a las sociedades occidentales”. Y es que, por su propia experiencia clínica con pacientes de otras latitudes, la médico pudo comprobar como en otras zonas del mundo “no tienen las enfermedades que forman parte de nuestro día a día aquí, como es el caso de las autoinmunes o las crónicas”.

Entre las razones que se esconden tras la pérdida de la diversidad de bacterias se encuentran los incorrectos hábitos de vida, la mala alimentación, el abuso de antibióticos y fármacos e incluso, en algunos casos, el exceso de higiene. Todo ello lleva a que se instale en el intestino una disbiosis, es decir, un desequilibrio de la microbiota que tiene efectos a nivel intestinal “y mucho más allá”. De hecho, Arponen no dudó en afirmar que “a día de hoy sería imposible entender una enfermedad crónica sin la presencia de una disbiosis”.

Entre las razones que se esconden tras la pérdida de la diversidad de bacterias se encuentran los incorrectos hábitos de vida, la mala alimentación, el abuso de antibióticos y fármacos e incluso, en algunos casos, el exceso de higiene

Otra de las consecuencias de sufrir este desequilibrio es la alteración de la barrera intestinal, que debe ser permeable para dejar pasar aquellas sustancias útiles que el organismo utilizará para funcionar al cien por cien. Sin embargo, cuando es agredida no es capaz de ejecutar ese papel de muro defensor y se hiperpermeabiliza, filtrando a la sangre otras bacterias y moléculas que no son, ni mucho menos, beneficiosas para el ser humano. A este fenómeno se le conoce como leaky gut y “está detrás de la inflamación de bajo grado que presentan muchos pacientes con diversas patologías”.

El estrés, típico de la edad moderna, es uno de los factores que más influye en la separación entre las células que forman esa barrera intestinal, los enterocitos. “Cuando el cuerpo sufre estrés”, explicó la doctora, “necesita generar energía y para ello absorbe sodio, glucosa y agua. Para conseguir más, abre la barrera, y es por ello por lo que aumenta la permeabilidad en situaciones estresantes”.

Arponen trató de explicar a los asistentes las diferencias entre la celiaquía, la alergia al gluten y la sensibilidad al gluten no celíaca y afirmó que, más allá de estas enfermedades y trastornos, en el caso de un paciente con una autoinmunidad puede resultar beneficioso retirar esta proteína de la alimentación, “porque los problemas intestinales que genera también provocan problemas en la programación del sistema inmune”. La internista asegura que cualquier pauta dietética debe realizarse siempre bajo la supervisión de un médico o nutricionista que esté actualizado en la materia. Aun así, todos los que asistieron a la charla pudieron llevarse gratuitamente una revista escrita por la doctora, en la que se dan algunos consejos y explicaciones sobre alimentación prebiótica y antiinflamatoria, que pueden resultar de gran ayuda para el día a día.

Dra. Arponen: “Los problemas intestinales que genera también provocan problemas en la programación del sistema inmune”

Finalmente, la médico del Hospital de Torrejón abordó la revolución de los probióticos y de cómo la utilización de cepas específicas de derivación humana le había permitido mejorar el estado de muchos de sus pacientes. “A día de hoy, reconozco que me quedaría corta si no tuviese los probióticos para utilizar en mi práctica clínica”, aseguró. Lo importante, recalcó, es que los productos que se utilicen sean de microorganismos específicos, con un número reducido de cepas que sean sinérgicas, “porque las mezclas de 16 cepas o formulaciones similares no realizan el efecto que se busca, por la competencia natural que hay entre especies”.

 

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