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El ictus en edad pediátrica supone un importante reto en su diagnóstico y tratamiento. La Comunidad de Madrid planta cara a este trastorno con la puesta en marcha del Código Ictus Pediátrico en tres hospitales de la región: Hospital Gregorio Marañón, el Hospital 12 de Octubre y el Hospital La Paz.
El diagnóstico precoz es la principal herramienta para aplicar medidas terapéuticas que puedan limitar el daño cerebral y sus consecuencias
Se trata de una actuación pionera a nivel nacional que busca disminuir su frecuencia, similar a la de los tumores cerebrales primarios en la edad pediátrica, con la diferencia fundamental de que el ictus pediátrico es una emergencia. En este sentido, el diagnóstico precoz es la principal herramienta para aplicar medidas terapéuticas que puedan limitar el daño cerebral y sus consecuencias.
De este modo, el objetivo de este procedimiento es que el paciente llegue al hospital antes de dos horas desde el inicio de los síntomas y antes de una hora desde que se active el código. La incidencia del ictus isquémico en el grupo de edad de 29 días a 16 años es de 16/100.000 niños y año.
La activación del protocolo se realizará siguiendo los criterios de inclusión reflejados en el Documento de Atención al ictus Pediátrico que se ha difundido a todos los hospitales de la Comunidad
Los hospitales con neurointervencionismo que atenderán el código ictus pediátrico se irán turnando las guardias y siempre habrá uno disponible para atender a los niños menores de 16 años con esta patología, las 24 horas del día los 365 días del año. La activación del protocolo se realizará siguiendo los criterios de inclusión reflejados en el Documento de Atención al ictus Pediátrico que se ha difundido a todos los hospitales de la Comunidad de Madrid, o bien desde el SUMMA o a través de la petición de otros hospitales para su derivación a uno de los tres anteriormente reflejados con mayor complejidad diagnóstica y terapéutica.
Secuelas neurológicas en niños
Las tasas de mortalidad a nivel mundial del ictus pediátrico se encuentran entre el 7% y el 28%, en el caso del ictus isquémico; y entre el 6% y el 54% en el ictus hemorrágico. Alrededor del 80% de los niños que sobreviven al ictus presentarán secuelas neurológicas a largo plazo, siendo las principales las secuelas motoras (50-80%), del lenguaje (30%), dificultad para el aprendizaje y para el desarrollo de funciones cognitivas (30-67%), así como alteraciones del comportamiento.
Alrededor del 80% de los niños que sobreviven al ictus presentarán secuelas neurológicas a largo plazo, siendo las principales las secuelas motoras
Estas secuelas condicionan la independencia en las actividades de la vida diaria así como la capacidad de aprendizaje y rendimiento escolar, incluso en aquellos que han presentado una adecuada recuperación del déficit motor. Todo ello impacta en la calidad de vida, tanto del paciente como de sus familiares. Para el ictus, la Comunidad de Madrid dispone de medidas organizativas (código ictus y unidades de ictus) y terapéuticas (tratamientos de reperfusión cerebral en los casos de infarto cerebral, como la trombolisis intravenosa o la trombectomía mecánica).