..Juan Pablo Ramírez.
El presidente de HM Hospitales, Juan Abarca, insiste en la importancia de que los políticos alcancen un pacto sanitario. Es una de las medidas que incluye en su libro El sistema sanitario español. Abarca explica que la carrera por la innovación y la incorporación de la tecnología se perdió en 2007 con la crisis económica. “La prueba más evidente es que ha tenido que venir Amancio Ortega para actualizar los aparatos de radioterapia y de diagnóstico contra el cáncer”, destaca en una entrevista a iSanidad.
En su libro habla de los orígenes del sistema sanitario español, ¿a qué momento se remonta?
A principios del siglo XIX que es cuando cuando el Estado comienza a gestionar la salud pública. Anteriormente habían existido los montepíos. Son los comienzos del estado del bienestar.
¿Hasta qué punto la convulsión del siglo XIX retrasó su implantación?
Desde el punto de vista sanitario, la primera norma fue en 1820 con la Ley General de Beneficiencia. Se intenta controlar la beneficiencia que en aquel momento estaba en manos de la Iglesia. Tenemos posteriormente una ley general de sanidad de 1855 que estuvo en vigor hasta 1904. La convulsión política de la época no permite grandes cambios en la legislación sanitaria. El principal objetivo es controlar la salud pública, con enfermedades como la tuberculosis o la lepra. Pero es verdad que esta convulsión tampoco impidió que no se hiciera.
La asistencia sanitaria individual no se tiene en consideración hasta bien entrado el siglo XX
El sistema sanitario creció igual en toda Europa. Empiezan a organizarse en los estados la salud pública. En países como Alemania se vincula la asistencia a asociaciones sociales, porque comienzan a asociar a la persona como un ser productivo. La asistencia sanitaria individual no se tiene en consideración hasta bien entrado el siglo XX. En España esto no se produce hasta los años 60. Está vinculado a seguros de accidentes y seguros profesionales asociados al trabajo. Pero la enfermedad común no estaba cubierta por el Estado. En el año 42 se empezó a dar cobertura a gente que no tenía recursos pero una estructura como tal no existe hasta 1965 o 1966 que es cuando comienzan las obras de los grandes hospitales. Se concretó en la Ley General de Sanidad de 1963 que se empezó a aplicar en 1967.
Si hablamos de futuro, ¿qué cambios debe abordar el sistema sanitario?
En el libro realizo una serie de propuestas para que el sistema sanitario sea viable y sostenible en el tiempo. La carrera por la innovación y la tecnología se perdió con la crisis de 2007. La prueba más evidente es que ha tenido que venir Amancio Ortega para actualizar los aparatos de radioterapia y de diagnóstico contra el cáncer. Tenemos que actuar ahora o dentro de 10 años se va a producir un deterioro irrecuperable en el sistema sanitario público. Para ello hay que recuperar el liderazgo del Ministerio de Sanidad como coordinador.
Tenemos que actuar ahora o dentro de 10 años se va a producir un deterioro irrecuperable en el sistema sanitario público
Es imprescindible un Pacto Sanitario, pero hay que hacerlo de verdad porque la sociedad lo está demandando. Reo que por otra parte, hay que darle un papel más importante a las asociaciones de pacientes para que tengan sus derechos como colectivo, que de alguna manera puedan reclamar en cuestiones como la investigación o las listas de espera. Hay que eliminar totalmente la dicotomía de la sanidad pública y privada. Tenemos que intentar en la medida de lo posible tener un mapa de recursos común. ¿Tiene sentido que una comunidad autónoma que no tiene un Da Vinci y en la privada haya tres o cuatro, no se pueda operar al paciente con esta tecnología? Y solo por el hecho de excluir al sector privado. Al final pierden los ciudadanos. Hay mucha tecnología que no está en la pública y sí en la privada.
¿Se ha demonizado la sanidad privada? ¿Hasta qué punto afectó la externalización de hospitales en Madrid?
Se hizo una defensa no de los pacientes sino de un modelo laboral, que es el estatutario, frente a modelos más ágiles desde el punto de vista laboral. Esto ha hecho mucho daño a una gestión más eficiente del sistema sanitario. La cuestión es que el sistema sanitario público tiene muy consolidadas determinadas posiciones desde el punto de vista laboral y eso no es fácil cambiarlo. Quizás se puede abordar de otra manera. Si los pacientes tienen autoridad y exigen resultados sanitarios y planificación al final se pone cada cosa en su sitio.
Debemos determinar qué cartera de servicios queremos tener, hacia qué modelo queremos ir, las competencias del Ministerio…
En cuanto a ese Pacto sanitario, ¿qué medidas se deben adoptar?
Debemos determinar qué cartera de servicios queremos tener, hacia qué modelo queremos ir, las competencias del Ministerio… Hay muchos puntos que no tienen que ver con la ideología, sino con una cuestión más técnica.
Se habla del Informe Abril que se quedó en el tintero, ¿hasta qué punto lo podemos extrapolar a nuestros días?
Se pueden aplicar bastantes cosas. Pero quizás habría que hacer otro Informe Abril. Siendo hoy muy aplicable, es verdad que hoy existen cuestiones como la cronicidad y el envejecimiento que habría que renovar e implantar.
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