AISS prepara un protocolo de desescalada para pacientes con enfermedad mental, ante la ausencia de pautas concretas oficiales

AISS

..Ana Ortiz de Obregón.
Como ya ocurriera al comienzo de la pandemia causada por la Covid-19, los protocolos marcados por el Ministerio de Sanidad han llegado tarde o han sido insuficientes, también para el momento de la desescalada. La Asociación de Iniciativas Sociales de pisos tutelados AISS se suma al resto de sociedades científicas y profesionales que se quejan de que las medidas propuestas por el gobierno son demasiado genéricas o no son tan claras como cabría esperar.

Una situación que puede resultar más grave en las personas que sufren algún tipo de enfermedad mental. La paulatina vuelta a la nueva normalidad requiere un protocolo especial para estas personas, puesto que durante el tiempo de confinamiento se han alterado sus rutinas. Una situación que, según explica la psicóloga clínica y forense de AISS, Paula Cuesta, ha provocado un proceso regresivo en su rutina vital que es la estructura de cada tratamiento y que ha costado años lograr.

Desde AISS se asegura que la paulatina vuelta a la nueva normalidad requiere un protocolo especial para estas personas

Por ello, si el principal objetivo que se ha tratado de lograr durante el confinamiento ha consistido en minimizar el posible cuadro ansioso-depresivo que ha podido producir esta situación en estos pacientes, en palabras de la fundadora y directora de AISS, forense y trabajadora social, Ana Villota, “el regreso a la normalidad de estas personas requiere un protocolo concreto de medidas que contribuyan a neutralizar cualquier sintomatología relacionada con el delirio y con el miedo a salir a un entorno que es incierto para todos”.

Así, el equipo multidisciplinar de AISS formado por psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y cuidadores, ha elaborado un protocolo basado en programas de adaptación en el ámbito clínico, social y afectivo para lograr su bienestar físico y mental, concretado en 5 puntos:

1.- Recuperar su autonomía, en la medida de las posibilidades y situación de cada paciente, realizando pequeñas acciones que ya hacían antes y que no han podido mantener, como, por ejemplo, salir a comprar o ir al banco a hacer algunas gestiones. Siempre, en los horarios establecidos y con la supervisión profesional correspondiente.

2.- Recuperar progresivamente hábitos de participación dentro de su red de relaciones, que, en el caso de estas personas, suele ser más reducida, pero muy efectiva. Es básico retomar el soporte afectivo físico con su familia y contactar de nuevo con sus amigos.

3. – Retomar el soporte social y terapéutico habitual con sus cuidadores, psicólogos y trabajadores sociales, que durante este tiempo se han desarrollado mediante videoconferencia.

4.- Participar en programas psicoeducativos que les ayuden a manejar las consecuencias del aislamiento. Ello incluye el manejo del miedo, y de la pregunta “¿qué pasará mañana?”

5- Integrar al tratamiento farmacológico que se ha mantenido en todo momento, las actividades ocupacionales de ocio y actividad física, con programas de ocupación laboral.

Opinión

Multimedia

Especiales

Atención primaria

Sanidad privada

iSanidadental

Anuario

Accede a iSanidad

Síguenos en