Ir al dentista en medio de una pandemia global

Diego Gómez

..Redacción.
Como indica Diego Gómez, los trabajadores de las clínicas dentales son algunos de los profesionales con más riesgo para el contagio Covid-19. Durante una consulta dental, es imposible mantener las distancias mínimas de seguridad y, en muchos casos, los tratamientos generan aerosoles que pueden resultar peligrosos en caso de que el paciente esté contagiado. Por eso, las clínicas dentales están extremando las precauciones para que la vuelta de los pacientes a las consultas sea lo más segura posible, tanto para ellos como para los profesionales.

La Clínica Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos el año pasado atendió alrededor de 50.000 pacientes odontológicos. Ahora ha implantado un protocolo de seguridad especial para prevenir los contagios por coronavirus, en línea de las recomendaciones publicadas por el Consejo General de Dentistas. “Por ahora solo se están atendiendo casos urgentes y el volumen de pacientes es manejable, pero es fundamental tener todo estudiado y preparado de cara a la etapa de desescalada y la vuelta a la normalidad”, cuenta Diego Gómez, el responsable del área de odontología, quien cree que este tipo de medidas especiales deberán mantenerse varios meses.

Diego Gómez: “Es fundamental tener todo estudiado y preparado de cara a la etapa de desescalada y la vuelta a la normalidad”

Antes incluso de que el paciente salga de su casa para acudir a consulta, en la clínica ya se están preparando para su llegada. Las agendas se han modificado y las citas se han espaciado en el tiempo para evitar la aglomeración de pacientes. Además, todos los pacientes una serie de recomendaciones previas como acudir sin acompañantes, siempre que sea posible, o respetar la hora de la cita.

Cuando el paciente entra a la clínica, debe dirigirse a través de los circuitos señalizados en el suelo y separados convenientemente hasta la recepción de la clínica. Allí, el personal, protegido con una mampara, mascarilla y guantes, toma la temperatura al paciente y le realiza un breve test para determinar si ha estado en contacto con personas contagiadas o presenta algún tipo de síntoma compatible con el Covid-19. Después, debe desinfectarse las manos con solución de hidroalcohol, se le entrega un gorro y unos guantes y se le indica a qué sala de espera debe dirigirse.

Todas las salas de espera han reducido su capacidad y cuentan con indicaciones para que los pacientes respeten la distancia social. Además, los espacios y el mobiliario se desinfectan periódicamente.  Dentro de la sala, el paciente no podrá entretenerse leyendo una revista, como muchos hacían hace escasas semanas, ya que se han retirado todos los elementos de papel de los espacios comunes de la clínica.

Dentro del área clínica hay que desinfectar y proteger con plástico los sillones, lámparas, botoneras, etc

Paralelamente, dentro del área clínica, el equipo desinfecta y protege con plástico los sillones, lámparas, botoneras, etc. y espera al paciente tras haberse lavado las manos con jabón e hidrogel y haberse colocado el equipo de protección, que consta de cubrecalzado, gorro, mascarilla FPP, bata desechable, delantal impermeable, gafas de plástico o máscara y doble par de guantes. Según Gómez, “uno de los principales problemas que están encontrando las clínicas dentales es la dificultad para conseguir equipos de protección adecuados y en cantidad suficiente”.

Cuando llega el turno de un paciente, el personal de la clínica le guía hasta la entrada del área clínica donde debe colocarse también unos cubrezapatos desechables, quitarse los guantes con los que ha estado en la sala de espera y lavarse las manos con jabón e hidrogel. Por último, una vez en el sillón, se coloca sobre el paciente un babero impermeable. Por fin estamos listos para empezar, pero no sin que antes el paciente se enjuague con una solución antiséptica durante un minuto.

Finalizado el tratamiento es muy importante no bajar la guardia. El paciente se lava las manos una vez más antes de abandonar el área clínica y, en cuanto sale, se quita el gorro y los cubrezapatos, que deben depositarse en un contenedor especialmente preparado para ello. Él ya puede marcharse, pero dentro del área clínica aún queda mucho trabajo por hacer. El personal debe retirar todo el plástico protector, desinfectar el espacio y retirarse el equipo de protección de manera correcta para evitar riesgos antes de volver a empezar desde el principio para recibir a otro paciente.

Finalizado el tratamiento es muy importante no bajar la guardia

Todo este proceso puede llegar a doblar el tiempo empleado en un tratamiento y, sin duda, aumenta los costes para las clínicas pero, es necesario para garantizar la seguridad a nuestros pacientes y trabajadores”, concluye Diego Gómez.

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