..Luis A. de Haro. Director general de iSanidad.
El futuro de los sanitarios está cambiando, como ya se preveía. A mediados de marzo las terrazas y las ventanas eran un clamor. Los vecinos, convocados por grupos de WhatsApp, salían a aplaudir a sus “héroes”. Aplausos, canciones y reconocimiento por la labor. Las mismas redes mostraban a policías o bomberos haciendo sonar sus sirenas en forma de agradecimiento.
El colofón llegó con el Premio Princesa de Asturias a los sanitarios que han estado en primera línea de batalla frente al coronavirus. Todos los medios de comunicación se volcaron con la noticia. Para la inmensa mayoría de la población se trataba de un merecido premio, un homenaje al esfuerzo y a la dedicación.
El futuro de los sanitarios empieza a tener el color del banquillo por las denuncias de familiares
Sin embargo, ahora que la presión asistencial ha bajado, todo ha cambiado. Siguen siendo héroes, pero el reconocimiento ya no es público, y se revisa esa heroicidad. La justicia va a ir revisando la actuación de todos los profesionales sanitarios que están empezando a ser denunciados. Los familiares tienen el legítimo derecho de conocer lo que ha sucedido y los profesionales serán juzgados por si han cometido errores, en muchos casos sin ningún tipo de piedad. El cansancio, la presión o la falta de protección no es atenuante para el profesional, ya sea médico, enfermera o farmacéutico
Especialmente “sangrante” va a ser el futuro de los sanitarios de las residencias. En Extremadura ya ha sido denunciado el SES, y pronto se trasladará la denuncia a su personal. Todos tendrán que defenderse porque ya están pasando de los altares a los banquillos.
El personal sanitario solo puede utilizar los medios a su alcance. En medio de la fuerte presión asistencial, ¿pueden hacer algo más de lo que han hecho? La batalla asistencial está pasando a segundo plano y se está abriendo la batalla judicial. La apertura de los juzgados es lenta, pero las demandas ya están llegando. Es una triste motivación ante un posible rebrote.