La baja tasa de donantes pediátricos obliga a buscar técnicas alternativas de trasplante hepático

Entre los trasplantes, el hepático es uno de los más practicados en nuestro país, entre otros motivos, porque España tiene la tasa de donantes cadavéricos  más alta del mundo. Según apunta el Dr. Manuel López Santamaría (jefe de Servicio de Cirugía Pediátrica y jefe de la Unidad de Trasplantes Digestivos del Hospital Universitario de la Paz de Madrid) esta tasa no es igual para los trasplantes infantiles ya que “a pesar de que nuestro país tiene este registro, actualmente, las probabilidades de que surja un donante cadavérico para un niño son muy bajas, tenemos una de las tasas más bajas de donantes pediátricos”. Mientras que en Estados Unidos más del 10% de los donantes cadavéricos son pediátricos, en España son tan sólo el 1,7%. Esto supone que tengan que buscar técnicas alternativas de trasplante, el trasplante de vivo, por ejemplo. Este tipo de intervenciones son mucho más comunes en niños que en adultos. López Santamaría dice que “en muchas ocasiones son los padres los que están dispuestos a ceder parte de su hígado para salvar la vida de su hijo”
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Con motivo del II Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, el Dr. López Santamaría afirma que las causas que pueden provocar la necesidad de un trasplante hepático son muy numerosas y variadas tanto en adultos como en menores, “En niños existe una lista de indicaciones muy extensa pero la atresia biliar es responsable de entre el 40% y el 50% de las intervenciones. Esta enfermedad se manifiesta durante los primeros meses de vida y cuando la otra alternativa, la operación de Kasai fracasa, que es en un 50% de los casos, el niño pasa a ser candidato a un trasplante hepático antes del año de edad”.

Las investigaciones en este campo están dirigidas principalmente a seguir mejorando la calidad de vida de los niños buscando nuevos inmunosupresores y nuevas estrategias de tolerancia. La esperanza de vida de un niño es mayor y por tanto están durante más tiempo expuestos al riesgo. “A pesar de todo, la calidad de vida de un niño con trasplante hepático es muy buena, llegan a recuperar la actividad de un niño de su edad. La rehabilitación es más rápida que en adultos  y la tasa de supervivencia a cinco años está aproximadamente al 96%“, añade el doctor.

Trasplantes en pacientes VIH positivo
Otra de las intervenciones destacadas de este congreso es la del Dr. José M. Miró (Consultor Senior del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico – IDIBAPS, Profesor Titular y Director del Master en SIDA de la Universidad de Barcelona) que aborda el trasplante hepático en pacientes con infección por el VIH. Apunta que, las complicaciones que pueden sufrir este tipo de pacientes son las mismas que los pacientes con VIH negativos. Según el Dr. Miró, el principal problema radica en que, “la recidiva del VHC tras el trasplante hepático es, por un lado, más precoz y severa en los pacientes VIH positivos que en los VIH negativos y por otro, que las tasas de respuesta al tratamiento frente al VHC son menores, por lo que su supervivencia a 5 años es menor”.  

Por eso, las investigaciones en este campo están dirigidas principalmente a la introducción de nuevos antivirales frente al VHC. “El tratamiento antiviral de la recidiva del VHC, la reducción de las tasas de rechazo agudo y evitar las interacciones entre los antirretrovirales y los inmunosupresores es hacia donde se está encaminando la investigación”, añade el doctor, “ya que si se cura el VHC el pronóstico a largo plazo (5-10 años) será muy bueno y similar a la población VIH negativa”.

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