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La concentración de glucosa en sangre es el resultado entre su producción y su utilización corporal. La homeostasis es un conjunto de fenómenos de autorregulación de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable. Asimismo compensar los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior. En la homeostasis de la glucemia resulta fundamental el tejido adiposo marrón.
Así lo ha confirmado en una mesa que tiene lugar en el transcurso del congreso virtual de la Sociedad Española de Diabetes (SED), en la que se pone en valor el papel de los tejidos diana de la insulina en la regulación de la homeostasis glucémica. Amplia a su vez el marco del tratamiento de la diabetes desde el páncreas hasta estos tejidos.
El tejido adiposo marrón consume gran cantidad de sustratos metabólicos ( glucosa y ácidos grasos)
“El tejido adiposo marrón desempeña un papel fundamental como controlador directo e indirecto de la homeostasis glucémica”, señala la Dra. Pilar Valdecantos, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas (Ciberdem). También “sabemos ahora que el tejido adiposo marrón se encuentra a su vez regulado por otros tejidos, principalmente el tejido adiposo blanco, el hígado y el páncreas, con los que establece un diálogo que lleva al control de su funcionalidad”.
Una de las principales consecuencias que se derivan de estos hallazgos es que se ha podido avanzar en el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a esta novedosa diana. Así, en su charla la Dra. Valdecantos muestra datos de un nuevo agonista dual de los receptores de GLP1 y glucagón en el tratamiento de la obesidad mórbida y la diabetes. “Su efecto está asociado con la activación del tejido adiposo marrón (a través de una acción directa sobre este tejido). Sin embargo, lo logra “por su acción sobre el tejido adiposo blanco, el hígado y el páncreas, que llevan finalmente a la reducción de peso y adiposidad, así como al control de la glucemia”.
Desde que en el año 2007 se describió la presencia de tejido adiposo marrón en adultos, los estudios acerca de cómo lograr su activación han sido numerosos y se ha convertido en una gran diana terapéutica. Durante años el estudio se ha focalizado en su capacidad de disipar la energía obtenida del metabolismo de las grasas en forma de calor, gracias a una proteína llamada UCP1. “Este proceso se denomina termogénesis y su principal ventaja es que se genera un ‘metabolismo ineficiente’, se consume más energía y eso motiva una reducción del peso”, asegura la Dra. Valdecantos.
Estos conocimientos están motivando el desarrollo de nuevas investigaciones encaminadas a encontrar moléculas capaces de activar el tejido adiposo marrón
De igual importancia ha sido el descubrimiento de la capacidad de formar islas de tejido adiposo “beige”. con funciones parecidas al marrón dentro del tejido adiposo blanco, lo que supone una gran ventaja en pacientes obesos con un alto contenido en grasa. “El principal problema es la exposición al frío, lo que complica su aplicación terapéutica”, matiza la experta del Departamento de Metabolismo y Señalización Celular del CSIC/UAM. Sin embargo, numerosos grupos de investigación y compañías farmacéuticas están trabajando en el desarrollo de moléculas capaces de activar estos procesos, tanto de manera directa como indirecta.
Influencia en la diabetes
En lo que respecta a la diabetes, el tejido graso marrón tiene dos repercusiones principales. En primer lugar, indica la investigadora del Ciberdem “durante el proceso de termogénesis el tejido adiposo marrón consume gran cantidad de sustratos metabólicos. Como es el caso de la glucosa y ácidos grasos. Con ello “contribuye de forma directa a la disminución de los mismos en sangre”. Por otro lado, continúa explicando, “en los últimos años se ha comprobado que el tejido adiposo marrón se comporta como un órgano endocrino, secretando unas moléculas denominadas batoquinas reguladoras de la función pancreática y en la disminución de la resistencia periférica a la insulina”.
La grasa infiltrada muscular es lo que lleva al cuerpo a sufrir una resistencia a la acción de la insulina, primer paso previo a la diabetes
Estos conocimientos están motivando el desarrollo de nuevas investigaciones encaminadas a encontrar moléculas capaces de activar el tejido adiposo marrón, así como se está investigando el papel que juegan otros tejidos en su regulación, poniéndose el foco en el papel de la inflamación en estos procesos.
La grasa ectópica, una diana terapéutica
En general, la grasa que se almacena fuera del tejido adiposo (grasa ectópica) se ha convertido en una diana terapéutica para hacer frente a diferentes problemas metabólicos, como la diabetes. La grasa infiltrada muscular es lo que lleva al cuerpo a sufrir una resistencia a la acción de la insulina, primer paso hacia la diabetes. Y así, este depósito ectópico de grasa inicia una serie de alteraciones en el metabolismo. Pueden causar las patologías que conforman el llamado síndrome metabólico: diabetes, hipertensión, dislipemias, obesidad central.
Tal y como detalla la Dra. Pilar Valdecantos, “la importancia de la grasa ectópica radica en que se almacena en tejidos que no están preparados para su metabolismo”. Lo que a largo plazo “genera un proceso denominado lipotoxicidad, que lleva a que los tejidos no funcionen correctamente y se vuelvan resistentes a la acción de la insulina”. Por otro lado, añade, “como consecuencia de este fenómeno se desencadenan otros trastornos igualmente dañinos, como el aumento del estrés oxidativo y la inflamación”.
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