Los médicos de Atención Primaria “quemados” por la descoordinación de los servicios médicos

Alfonso González
La inadecuada o defectuosa coordinación entre los médicos de familia y los especialistas hospitalarios favorece la aparición en los primeros de los conocidos síndromes Burnout y SDP que son sinónimos de clásico estrés y desgaste profesional.

Actualmente, en el concepto de síndrome Burnout se suelen encuadrar a diversos profesionales que incluyen desde directivos hasta amas de casa, así como trabajadores que desempeñan sus funciones en otros ámbitos como los voluntarios que realizan sus funciones en el llamado Tercer Sector, aceptándose que este síndrome es el resultado de un proceso en el que los sujetos se ven expuestos a una situación de estrés crónico laboral donde las estrategias de afrontamiento del problema que suelen utilizar no responden efizcazmente a las demandas y presiones laborales, que pueden llevar a que tengan que esforzarse en exceso y de manera prolongada en el tiempo, acarreando esa sensación que les lleva a describirla con la expresión “estar quemados”, mientras que en el ámbito laboral que se producen, en la mayoría de los casos que se han estudiado –especialmente en las empresas que se precien de cuidar a sus trabajadores- la sensación que se obtiene es que su rendimiento es bajo, porque la organización de las mismas falla, dando lugar a que se desemboque en que se produzca un deterioro general de los servicios que deben realizarse. Así lo declara la doctora y profesora de psicología, Anabella Martínez Pérez en un trabajo publicado en el nº 112 (septiembre 2010) de la revista científica Vivat Academia.

El concepto de Burnout ha dado lugar a numerosas discusiones, por la confusión que origina al intentar compararlo con otros similares

Estrés general
Un concepto púramente simbólico que puede acarrear efectos positivos y negativos, mientras que en el de “Burnout” se hace referencia solamente a efectos negativos para el sujeto y su entorno. El estrés general, es evidente, puede aparecer y mostrarse en todos los ámbitos y actividades del ser humano, a diferencia de este que, según la opinión generalizada de los expertos, es un síndrome exclusivo del ámbito laboral.

Fatiga física
Para diferenciarla de la idea anterior, lo fundamental es observar el proceso de recuperación. El Burnout se caracteriza por una recuperación lenta, acompañado por una sensación en el individuo de una auténtica percepción de fracaso, que no se da en el supuesto de la fatiga, cuya recuperación es bastante más rápida.

Depresión
Ya desde 1978 (Dr. Oswin) y 1983 (Dr. Menly) expertos en estas cuestiones percibieron cierto solapamiento entre los contenidos de la depresión y el Burnout. Entre 1993 y 1994, los Doctores Leiter y Durup, tras diversas investigaciones, demostraron que los patrones de desarrollo y etiología que en ellos se dan son diferentes, a pesar de que puedan compartir conductas similares. La depresión se suele desencadenar como consecuencia de una inadecuada adaptación al trabajo, que conduce a la disminución progresiva del rendimiento laboral, junto a una sensación de baja autoestima.

El Síndrome de Desgaste Profesional (SDP) puede aparecer como una respuesta inmediata del conocido estrés laboral, que afecta, tanto a la salud física como a la mental y también -hecho bastante frecuente para tenerlo en cuenta- a las relaciones sociales entre los trabajadores. El agotamiento emocional, reflejado en lo púramente físico y sociológico.

Según diversos estudios son muchas las causas que contribuyen al padecimiento de estas afecciones. Por ejemplo, las crecientes exigencias de las contínuas demandas de la sociedad y, como consecuencia, de la propia profesión, que lleva a una sobrecarga de trabajo, que el médico debe afrontar continuamente. En este sentido, según el reciente estudio de la semFYC el 20 % de los médicos de familia son los que están sufriendo con mayor fuerza ese desgaste tan elevado, dándose el hecho de que, de cada 113 médicos de esta especialidad, por lo menos uno cada año se une a la lista de los que ya sufren el síndrome Burnout. A través de una encuesta concreta, los expertos de dicha sociedad han descubierto que “el 80 % de los facultativos de familia consideran que su relación con el nivel hospitalario no es la idónea” De hecho se ha comprobado también que “un 23,8 % cree que sucede algo similar con el personal de enfermería”. Además, el 20% de los médicos de cabecera “soporta en desgaste profesional máximo”, considerándose que este se encuentra en un “estado difícilmente recuperable para el adecuado ejercicio profesional”.

El síndrome Burnout produce, además, una grave repercusión y deterioro “no solo a nivel laboral, sino tamben en las escalas socio-familiar y personal.”. Uno de los factores que incrementa su aparición es la presión asistencial, que genera a la vez un cansancio emocional añadido al no disponer del tiempo necesario para prestarle la atención adecuada al enfermo.

Estos aspectos, tan complejos como reales, han llevado a semFYC a indicar que, para corregirlos, debe apostarse por un empleo estable y de calidad. Con ello se ayuda a mitigar el desgaste profesional. Hoy se hace cada vez más necesario buscar una solución para que no repercuta en el trabajo en equipo y en la calidad de la atención que debe prestársele al paciente.

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