..Dr. Ricardo Martino, jefe de la Unidad de Atención Integral Paliativa Pediátrica del Hospital Infantil Niño Jesús.
El pasado mes de febrero se inició, en esta legislatura, el trámite parlamentario de una Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia presentada por el grupo parlamentario socialista. El grupo argumenta que esta iniciativa busca “legislar para respetar la autonomía y voluntad de poner fin a la vida de quien está en una situación de enfermedad grave e incurable; o de una enfermedad grave, crónica e invalidante, padeciendo un sufrimiento insoportable que no puede ser aliviado en condiciones que considere aceptables. Con ese fin, la ley regula y despenaliza la eutanasia en determinados supuestos, definidos claramente, y sujetos a garantías suficientes que salvaguarden la absoluta libertad de la decisión, descartando presión externa de cualquier índole”.
Llama la atención que, con la pandemia de por medio, los miles de muertos que se han producido, la sensación de indefensión que está experimentando la ciudadanía y el gran sufrimiento al que han estado sometidos los profesionales el grupo socialista no vacile en poner sobre la mesa una “prestación de ayuda al morir”, gratuita y universal.
Llama la atención que, con la pandemia de por medio, los miles de muertos que se han producido, el grupo socialista no vacile en poner sobre la mesa una “prestación de ayuda al morir”, gratuita y universal
Como mínimo es inoportuno, pero lo que muestra, a mi entender, es la distancia de los gobernantes y los grupos parlamentarios con la realidad, el día a día y el sentir de los ciudadanos. ¿Se propone incluir la muerte intencionada en el sistema sanitario cuando todavía hay muchas muertes no explicadas en términos de decisiones no adecuadas, sospechas de negligencia o falta de previsión?
¿Se propone obligar a los profesionales sanitarios a que incorporen la muerte intencionada como parte de su ejercicio cuando algunos todavía no se han recuperado del estrés postraumático de atender, como han podido, a muchas personas que fallecían inexorablemente a pesar de sus esfuerzos? ¿Cómo se puede “salvaguardar la absoluta libertad de la decisión, descartando presión externa de cualquier índole” cuando no se ofrecen a todos los ciudadanos alternativas a ese camino, como son los cuidados paliativos, que se prestan de manera insuficiente y desigual en el Sistema nacional de Salud?
Su intención, dicen, es “dar una respuesta jurídica, sistemática, equilibrada y garantista, a una demanda sostenida de la sociedad actual como es la eutanasia”. No es la primera vez que lo lleva al Parlamento, pero sí es la primera vez que cuenta con aliados suficientes para sacarlo adelante.
España parece que quiere seguir destacando por su gestión de las muertes. Pero a este gobierno y a sus aliados tampoco les basta sumarse a este club
Llama la atención que solo hay otros cinco países es en el mundo que tienen regulada “esta demanda social”. España sería el sexto. La despenalización del suicidio asistido tampoco es universal: solo en tres países, seis estados de Estados Unidos y uno de Australia. España parece que quiere seguir destacando por su gestión de las muertes. Pero a este gobierno y a sus aliados tampoco les basta sumarse a este club. Quieren desatacar, incluyendo a los menores de edad, abriendo la puerta a decidir en nombre de las personas con discapacidad y ofreciendo la prestación de ayuda al morir con solo un año de empadronamiento para fomentar una suerte de inmigración para la muerte, similar a las facilidades que ofrece, por ejemplo, Suiza, para suicidarse con ayuda. Por cierto, que la proposición del PSOE contempla con la misma benevolencia la eutanasia y el suicidio asistido.
Si un adolescente de 16 años quiere quitarse la vida porque no le encuentra sentido la sociedad se lo impide. ¿Será que no se le considera que pueda ser competente para ello o que no es libre en ese momento o que esté bajo presión externa? Si pide que un médico le quite la vida, se le presupone competente y se le dan facilidades.
Este tema de la eutanasia es cuestión, entre otras cosas, de competencia. Y la competencia no es absoluta para todo
Creo que, efectivamente, este tema de la eutanasia es cuestión, entre otras cosas de competencia. Y la competencia no es absoluta para todo. Uno puede ser competente para unas cosas y no para otras en función de la capacidad de comprender, valorar, tomar una decisión, y entender su alcance. Y en este tema, como en muchos otros, sería necesario evaluar la competencia de los políticos a la hora de legislar para evitar la osadía, la unilateralidad y hasta la irresponsabilidad de hacer propuestas que más que proposiciones son auténticos despropósitos.
No se entiende que en esta cuestión no se haya abierto un debate social y profesional. No se entiende el rechazo de enmiendas que pretenden mejorar la atención de los pacientes. No se entiende que no se le haya dado prioridad a garantizar cuidados paliativos universales y accesibles para todos. ¿Dónde está la libertad de elegir cuando no se ofrecen alternativas? O es que, en el fondo, ¿hay miedo a la libertad?
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