La sanidad queda en segundo plano en el debate del estado de la nación

Lola Granada 
El primer debate del estado de la nación con Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno, ha transcurrido con el planteamiento típico de una “crónica anunciada”, por el desarrollo de los temas tratados y la acritud con que lo han hecho algunos de los portavoces que han pasado por la tribuna de oradores; el paro, la corrupción, el incumplimiento con las reivindicaciones de las autonomías, los recortes y reformas en Sanidad o Educación, además de las clásicas peticiones de dimisión del Presidente.

El líder de la oposición ha sido uno de los que más atención le ha prestado a la Sanidad. Estas han sido algunas de sus píldoras:

  • Ustedes han expulsado de la asistencia sanitaria a colectivos muy desfavorecidos económicamente como los llamados “sin papeles”.
  • Han privatizado sin orden numerosos Centros hospitalarios. Una circunstancia que llevaban tiempo buscando para favorecer y procurar el negocio de la sanidad a favor de sus “amigos”, olvidando que el principal objetivo de la Sanidad es favorecer y procurar la sanidad a todos los españoles, tengan o no medios económicos para recibirla
  • Están favoreciendo que  los hospitales públicos sean los que atiendan a los ciudadanos menos favorecidos económicamente y, en cambio, los privados, los de primera sean para los ricos.

Para reforzar estos planteamientos, Pérez Rubalcaba  ha recordado una vieja promesa de su partido: “Cuando volvamos de nuevo al Gobierno, volveremos a hacer públicos todos los hospitales”.

Los recortes y las reformas propuestas, generalmente consideradas como inadecuadas, han sido otras de las cuestiones en las que se han centrado, cada una a su manera, según la naturaleza del Portavoz de turno, las demás intervenciones sobre la Sanidad.

Ante ellas el Presidente Rajoy, repetidamente, ha tenido que recordar los beneficios económicos que para la tesorería general del Estado supuso la acción de revisar las tarjetas sanitarias, que permitió la supresión de más de 800.000 de ellas que venían siendo habitualmente utilizadas por personas de otros países, que no habitaban en España y  solo venían para practicar el conocido “turismo sanitario”, o la revisión por cruce de datos informáticos que sirvió para eliminar otras más de 200.000 tarjetas de pensionistas ya fallecidos que eran indebidamente utilizadas.

Dentro del programa de recuperación general que el Presidente Rajoy ha dado a conocer, La Sanidad también tiene su pequeño protagonismo. Es la implantación de una tarifa plana para la Seguridad Social, con objeto de que los menores de treinta años y los nuevos autónomos puedan beneficiarse de una tarifa especial de solo cincuenta euros mensuales durante los seis primeros meses de su actividad empresarial.

En la abultada guerra de cifras  y comentarios que durante las cerca de veinte horas que ha durado el debate se han barajado, puede claramente decirse que el tema de la Sanidad no ha salido malparado, más bien ha quedado airoso, dentro del clima apocalíptico en el que se han desarrollado otros temas por los diferentes portavoces parlamentarios, a los que el Presidente, como resumen, les ha dicho que se va a continuar con la política  de reformas que se está llevando a cabo porque dará estabilidad e ilusión a nuestro país. En un año España ha dejado de ser el enfermo de Europa.

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