Cuando tenía recién cumplidos los 18 años, salí elegido delegado del primer curso de medicina por la mayoría. Aquella experiencia me duró 24 horas, pues tomé la decisión de abandonar cobardemente, por no tener muy claro, cuál sería mi misión, y desconocer la dinámica universitaria. Mi sucesora lo hizo muy bien.
En aquella época tardofranquista y de la transición, la vida estudiantil no estaba preparada para la intervención directa en la vida universitaria y por eso los estudiantes éramos “peleles” del sistema. Nuestro único objetivo era estudiar, pasar exámenes como si fueran pruebas de vida y, entre tanto y tanto, alguna partida de mus y alguna fiesta en la Facultad de Farmacia. Yo, al menos, así lo vivía.
Ahora los estudiantes están perfectamente organizados, poseen varias organizaciones semi-profesionalizadas, la Ministra de Sanidad les recibe en el Ministerio y su voz es escuchada. Me considero uno de los facilitadores de parte del proceso, pues en el año 2003 colaboré en el desarrollo, vertebración y crecimiento de la Confederación de Estudiantes de Medicina (CEEM). Sus sucesivos presidentes han sido alguno, incluso alumnos míos y luego amigos y compañeros y he vivido sus múltiples avatares, sus primeros congresos, sus asambleas, sus rifirrafes con el Ministerio… Ahora veo que estas organizaciones han adquirido poder, presencia e impacto mediático, y me alegro por ello…; pero todo debe de estar en su justa medida, porque me sorprendo cuando me percato cómo los estudiantes de medicina pasan gran parte de su actividad luchando contra el Decreto de Troncalidad de Especialidades, peleando contra el examen MIR y sus variaciones y, en definitiva, dedicándose a las cuestiones más diversas de la política sanitaria.
Queridos amigos, yo os pediría que igualmente lucharais contra las pruebas de acceso a la Facultad de Medicina, que lucharais por una prueba objetiva de aptitudes para estudiar medicina, que pelearais por tener una enseñanza humanizada de la medicina, que participarais activamente en la docencia y asistencia de pacientes, que os impliquéis en la medicina práctica, en las salas de los hospitales y centros de salud…,y de vez en cuando que me pongáis en aprietos en clase, para demostrarme que no me puedo dormirme en los laureles. Estoy seguro que sois capaces de ello, y mucho más…
..Dr. Julio Zarco