Un grupo de científicos de Zurich, Suiza, ha desarrollado un sistema para aumentar la funcionalidad y reducir el dolor de los pacientes que padecen artrosis de rodilla.
Consiste en un pequeño muelle implantable que absorve el exceso de carga de la rodilla lesionada. Actúa descargando el peso ejercido sobre la articulación, amortiguando y protegiendo el cartílago deteriorado y manteniendo el movimiento natural de la rodilla, así como su integridad estructural.
Además, se estima que la duración de la intervención quirúrgica no supere 1 hora y la implantación se realiza a través de unas pequeñas incisiones en la cara interna de la pierna, por encima y por debajo de la rodilla, fijando el dispositivo al fémur y a la tibia con tornillos óseos.
Asimismo, se estima que los pacientes intervenidos pueden volver a caminar de forma inmediata tras la operación. Según los expertos, durante las 2 primeras semanas se suele recomendar periodo de reposo, y en ocasiones es necesario el uso de muletas. No obstante, entre la semana 3 y 6 el paciente puede retomar sus actividades normales.
Este sistema implica una revolucionaria alternativa para los pacientes con artrosis de rodilla que no responden a los tratamientos y medicamentos, pero que tampoco son pacientes aptos para realizar una sustitución total de rodilla. Este tratamiento, que no cura la atrosis, proporciona una mejora significativa en cuanto a la reducción de dolor, y además permite que los pacientes puedan moverse y llevar a cabo altos niveles de actividad.
El dispositivo, denominado ‘KineSpring’, está disponible comercialmente en España. En este sentido, el Hospital HM Torrelodones de Madrid ha sido el primero en insertarlo en un paciente, resultando una intervención de gran éxito. También, se ha comenzado a utilizar en ciudades como Barcelona, Valencia, Santiago de Compostela y Murcia, entre otras.
Actualmente, alrededor de 35 y 40 millones de personas padecen artrosis en Europa y asimismo, 1 de cada 10 adultos sufren artrosis de rodilla. Los expertos han indicado que se produce por cambios en el cartílago y tejido blando que amortigua y protege el hueso. Así, provoca dolor en la articulación de quien lo padece y en ocasiones, inicialmente, los síntomas pueden ser tratados con antiinflamatorios, analgésticos y corticoides u ortesis como férulas y ayudas ortopédicas. Este nuevo tratamiento puede suponer “una mejora funcional para aquellos pacientes cuyo problema es irreversible“.
..Débora Rey