El autismo y el síndrome de Asperger se encuentran ahora unidos bajo un mismo epígrafe en el DSM-5: los Trastornos del Espectro Autista. Rafaela Caballero, profesora titular de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla, ve negativo este hecho “porque parece que el síndrome de Asperger puede perder la entidad”, según ha expuesto durante unas Jornadas sobre la Detección del síndrome de Asperger en Atención Primaria, Pediatría y Salud Mental, organizadas por la Asociación Sevillana de Síndrome de Asperger y el Colegio de Médicos de Sevilla. Caballero considera que esta nueva clasificación es más estricta en el diagnóstico, “lo que impediría que muchos niños alcancen el nivel de discapacidad y, como consecuencia, se queden sin ayudas sociales”. A esto hay que añadir “el boom del diagnóstico de TDAH que arrastra a muchos niños que no tienen hiperactividad, sino otro cuadro, y que reciben tratamientos que no son para ellos”, ha explicado. Precisamente, al englobarse dentro del espectro autista y al compartir síntomas con el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno por déficit de atención y con trastornos de conducta, este síndrome es difícil de diagnosticar. “Pero sólo un diagnóstico precoz va a permitir que estas personas reciban un tratamiento adecuado y que su calidad de vida futura y su evolución sean mejores”, ha apuntado Caballero. (Diario Médico)