En los últimos cinco años, el número de médicos que ha solicitado al General Medical Council británico un certificado de idoneidad para ejercer en el extranjero ha aumentado un 20%. Si en 2009 se otorgaron 3.914 certificados, la cifra llegó a 4.741 en 2013 y probablemente se supere en 2014, pues en los seis primeros meses se han expedido 2.485, afirman fuentes oficiales citadas por la revista especializada Pulse. Los destinos principales son Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Según Guy Haze, director de la agencia de contratación Austmedic, “un médico general puede trabajar hasta 65 horas a la semana en Reino Unido. En Australia trabajarán 40 y probablemente ganarán más, pues los sueldos oscilan entre 180.000 y 208.400 euros al año”. Las razones principales que los facultativos británicos alegan para emigrar, sostiene Paul Brooks, director de la firma de movilidad laboral EU Health Staff, son “el exceso de burocracia y papeleo y los recortes asistenciales” que encuentran en el National Health Service (NHS), el servicio de salud británico. El Royal College of General Practitioners ha denunciado que millones de pacientes en Reino Unido están teniendo problemas para obtener cita de medicina de familia a causa de la falta de especialistas y el aumento de la demanda. (Diario Médico)