Con un presupuesto valorado en unos 41 millones de euros, la primera piedra de este hospital fue puesta en 2009. Las obras llevan paralizadas desde 2012, y a día de hoy no se sabe con certeza cuando se reanudarán. Si se hace caso al director general de la Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, Agustín Rivero, en una visita a la ciudad de Melilla en febrero de este año, la previsión es que los trabajos arrancasen en octubre o noviembre del presente año, “antes de que acabe el año habrá obreros trabajando”, y es que así lo afirmaba. Hasta que eso se pueda ver de verdad, la paralización de la obra cuesta 60.000 euros mensuales, en los que va incluido el alquiler de las grúas y la seguridad del recinto durante las 24 horas al día. Por si esto fuera poco despilfarro, el reanudar las obras costará unos 20 millones de euros más.
Los “hospitales fantasmas” arruinan la sanidad española
