Los siete pilares del dolor

Conseguir un tratamiento correcto no es nada fácil. Los cuadros clínicos son especialmente complejos, resistentes a los tratamientos. Los pacientes, muchas veces rechazados por el sistema, por la falta de respuesta a las medidas convencionales o por una incomprensión de su patología se convierten en un reto en cada ocasión. En suma, cada día es necesario empezar a escribir el libro del tratamiento correcto, y desgraciadamente, ese libro aun está inconcluso.

Sin embargo, tenemos algunos ingredientes que, conjuntamente y a la proporción adecuada, pueden ayudarnos a entender el problema. Pidiendo prestado al famoso comandante Lawrence el titulo de su libro, estos podrían ser los siete pilares de la sabiduría en el tratamiento del dolor.

1) Adecuado diagnóstico: un problema no podemos afrontarlo sin reconocerlo, o al menos, aquilatarlo. Debemos ser capaces de relacionarlo con estructuras anatómicas o funcionales, con hábitos o esfuerzos y con su intensidad, y con la manera en que afecta o modifica las rutinas de actividad o reposo. El paciente debe conocer muy bien todos los detalles de su enfermedad, lo que le permitirá actuar de la manera más adecuada desde el conocimiento y reducirá su ansiedad en su contienda diaria con el problema.

2) Regulación en los hábitos de vida, higiene postural, reeducación del movimiento, ergonomía en la actividad y en el descanso, mejoría del tono muscular con ejercicios adecuados y de la resistencia y flexibilidad con técnicas especificas (natación, Tai-Chi, Pilates,…)

3) Alimentación adecuada con los nutrientes adecuados, y en la cantidad necesaria. A veces personas con sobrepeso tienen un déficit de vitaminas o principios inmediatos esenciales que solo se explican por un uso inadecuado de los alimentos. Evitar los alimentos excesivamente procesados, aporte suficiente de vegetales, ricos en fibra, antioxidantes y vitaminas, necesarias para una salud general y un funcionamiento del tubo digestivo correcto.

4) Soporte con medidas físicas como masaje, calor, tracciones, ortesis, manipulación, onda corta, microondas, acupuntura, etc., en intensidad y localización adecuadas al problema y la persona.

5) Fármacos analgésicos y coadyuvantes suficientes. El tratamiento de una patología crónica requiere una continuidad que hace necesario no solo eficacia sino también tolerancia a largo plazo. Esta necesidad a veces aconseja una rotación de fármacos o la combinación de varios a dosis bajas.

6) Tratamientos intervencionistas adecuados. Cuando no conseguimos interferir la evolución de una patología con todo lo anterior, es necesario. Actuar de una forma enérgica sobre la historia natural de la enfermedad, llevando una cantidad suficiente de factores correctores a un punto determinado del paciente. Llevando el agua justo a la raíz (haciendo una perforación en la tierra y colocando un tubo en su proximidad) la dosis total es menor, pero el esfuerzo para localizarlo es mucho mayor.

7) Por último, lo que podríamos llamar el factor humano: una mezcla de intuición, empatía, habilidad de comunicación entre terapeuta y paciente. Lo que se ha dado en llamar competencias transversales. Esa relación de confianza, ese saberse comprendido, es imprescindible para alcanzar el buen fin en el tratamiento.
..Dr. Alfonso Vidal. @DrAlfonsoVidal. blog.diagnostrum.com

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