Uno de los principales problemas del sistema sanitario es la deshumanización de los servicios

Los representantes de 42 entidades sociosanitarias coinciden en que uno de los principales problemas del sistema sanitario es la deshumanización de sus servicios. Estas sociedades firmaron a mediados de 2014 el Compromiso Ablitas, un programa que tiene entre sus objetivos impulsar cambios que garanticen la calidad y sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.

El documento señala que son las organizaciones sanitarias las que “mayor valor, satisfacción y seguridad” aportan al bienestar, seguridad y progreso personal y social; que los pacientes son dueños de su salud, como bien individual y deben de contribuir a conservarla y defenderla, con la ayuda de las organizaciones sanitarias y de sus profesionales; y que las organizaciones sanitarias y sus profesionales han de exigir que todas las políticas tengan como eje vertebrador la promoción de la salud, como palanca del desarrollo colectivo e individual y por ello deben impulsar tanto la inversión en salud como la garantía de accesibilidad a los servicios sanitarios.

Este documento tiene dos ideas vertabradoras:

La mejora de la salud a través de la organización de redes integradas de atención primaria, especializada y de servicios sociosanitarios

La dotación de un mayor protagonismo del paciente en el cuidado de su salud, siempre asesorado por profesionales.

Para impulsar los cambios que garanticen la calidad y sostenibilidad del Sistema de Salud, insisten en que es necesario un cambio de actitud en el profesional para que adopte una postura pedagógica con respecto al paciente, ejemplarizante, y con la vocación de seguir formándose continuamente.

La semana pasada se organizó una mesa de trabajo del Compromiso Ablitas en la que participaron destacadas personalidades como el viceconsejero Manuel Molina, Felix Bravo, presidente de SEDISA, Julio Zarco, Director General de Atención al Paciente de la Comunidad de Madrid, Manuel Vilches, director general de IDIS, Fernando Marco, presidente de Círculo de Gestión Sanitaria, Mariano Guerrero, secretario general de SEDISA, Jesús Sánchez Martos, catedrático de Educación para la Salud o Jesús Meco, director general del Instituto de Enfermedades Poco Frecuentes entre otros.

Durante su intervención, Julio Zarco insistió en la propuesta de la recertificación que los profesionales deberían hacer cada cinco años, y el propio Mariano Guerrero añadió que “hasta ahora, los servicios sanitarios se han centrado en los intereses de los profesionales, cuando en realidad ni los servicios, ni los profesionales son un fin en sí mismo, sino una herramienta para obtener el verdadero objetivo, la salud del paciente”.

Por su parte Fernando Marco hizo hincapié en la importancia de una formación que incluya los conceptos de ética, dejando de lado el modelo tradicional “y pensando en universidades de la salud donde se impartan conocimientos de bioética y otras cuestiones relacionadas”.

La comunicación como proceso
Los protagonistas del Compromiso Ablitas han insistido en la necesidad de darle al paciente una mayor capacidad de decisión de la que tiene ahora, para ello es necesario tanto la prevención como la educación para la salud, y el propio Jesús Sánchez Martos aseguró que “para que el sistema sea sostenible necesitamos ciudadanos responsables, con derechos, pero también con obligaciones”.

“Estamos en un momento de cambio, en el que los pacientes son cada vez más expertos y están más informados” dijo sobre este tema otro ponente.

“En la sociedad actual han aparecido nuevos roles con el auge del movimiento asociativo”,

Decálogo del Compromiso Ablitas
El decálogo del Compromiso Ablitas tiene una dimensión internacional, y está abierto a que se sigan uniendo nuevas entidades o instituciones, siempre que se comprometan con estos objetivos:

1. Son las organizaciones sanitarias las que mayor valor, satisfacción y seguridad aportan al bienestar, seguridad y progreso personal y social.
2. Los pacientes son dueños de su salud, como bien individual y deben contribuir a conservarla y defenderla, con la ayuda de las organizaciones sanitarias y de sus profesionales.
3. Las organizaciones sanitarias y sus profesionales han de exigir que todas las políticas tengan como eje vertebrador la promoción de la salud, como palanca del desarrollo colectivo e individual y por ello deben impulsar tanto la inversión en salud como la garantía de accesibilidad a los servicios sanitarios.
4. Los servicios sanitarios que ofrecen las organizaciones sanitarias, aún no siendo el principal determinante de la salud, generan las mayores expectativas personales y colectivas en términos de seguridad y bienestar.
5. Las organizaciones sanitarias deben tener como protagonistas a los ciudadanos, para abordar coordinadamente las acciones de promoción de la salud, de asistencia diagnóstica y terapéutica, así como rehabilitadora y de reinserción laboral y social.
6. Las organizaciones sanitarias han de trabajar integrada y coordinadamente, para conseguir que la asistencia sanitaria sea un derecho de los pacientes, que se ofrezca en relación a las necesidades de los ciudadanos y pacientes, de acuerdo a su estado de salud y al de su enfermedad y a las limitaciones que esta provoque.
7. Las organizaciones sanitarias han de comprometerse con la provisión de una asistencia sanitaria continua, adecuada, científicamente apropiada y eficiente, de acuerdo a las necesidades y expectativas de los ciudadanos y en relación con los recursos disponibles.
8. Las organizaciones sanitarias y sus profesionales han de tener una actitud pedagógica en lo referente a la promoción de los mejores hábitos saludables y demás determinantes que influyen en la salud individual y colectiva, con el fin de ofrecer conocimientos sobre la salud y sus determinantes.
9. El paciente activo ante su salud y experto en el manejo de sus enfermedades es un agente fundamental en la conservación y mejora de la salud y un activo de capital importancia en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.
10. Las asociaciones de pacientes deben tener un papel activo y fundamental en la garantía de los derechos de los pacientes y han de promocionar el empoderamiento sanitario de los mismos, coordinadamente con las organizaciones sanitarias y sus profesionales.
..Alfonso González

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