La OMS anuncia que la depresión será la primera causa de discapacidad en 2030

Cerca de dos millones de personas fueron diagnosticadas de depresión en España en el año 2013. Para la OMS será la primera causa de discapacitación en el año 2030, por lo que esta enfermedad, según todos los indicios, se convertirá relativamente pronto en un auténtico problema para muchas personas y, por tanto, para la Sanidad Pública.

Así lo consideran también de forma unánime los dirigentes de instituciones como La Sociedad Española de Psiquiatría, la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, así como la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica y la propia OMS que, refiriéndose a España, ha dado a conocer que en nuestro país, el riesgo de que se desarrolle en nuestra población un episodio grave de depresión a lo largo de su vida es casi el doble en las mujeres (16,5%) que en los hombres (8,9%).

Los profesionales de la medicina conocen de sobra que las personas con depresión, la “tristeza patológica” como la define el Dr. Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, además de representar una auténtica carga social, conlleva otros problemas añadidos como las enfermedades psiquiátricas y entre ellas la depresión, que se consideran como enfermedades con un carácter estigmatizante. La pérdida de la autoestima, la consideración negativa de la vida, la presencia de un determinado grado de culpabilidad, dan lugar al nacimiento de un sombrío panorama en el que no cabe la más mínima sensación de bienestar en su vida, según sostiene también el Dr. Jiménez Saiz, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Según parece por los escasos datos que en este campo actualmente se tienen, en España la depresión afecta a un 4/5% de la población. De ahí la afirmación manifestada al principio de la existencia de casi dos millones de personas diagnosticadas con esta enfermedad en 2013 (concretamente 1.868.173), por la progresión natural alcanzarán una cifra muy superior dentro de quince años. Una progresión ascendente que lleva a pensar que esta enfermedad, en el año 2030, se convertirá en la primera causa de discapacidad. Razón por la que los expertos reclaman la rápida implantación de unas políticas sanitarias que aborden con eficacia la magnitud del problema que por esta vía se aproxima.

A la vista de este panorama, con objeto de facilitar a los poderes públicos una información científicamente objetiva y coherente sobre la verdadera situación de este problema, que afectará no solo a España sino al resto de Europa, las entidades citadas acaban de celebrar un encuentro científico de carácter informativo sobre esta ya acuciante patología, recomendando que, además de diseñar unas políticas sanitarias adecuadas, deben realizarse de forma paralela unos estudios epidemiológicos que saquen a la luz la verdadera dimensión del problema, según manifestó en la rueda de prensa posterior al Certamen el Dr. Manuel Gutiérrez, Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, recalcando que se trata de un tema muy serio que tiene un gran impacto en nuestra vida, social y económicamente. Si se tiene en cuenta que la edad en que, por regla general, empieza a manifestarse es en una etapa tan como la de los 30/40 años. En España, una de cada diez personas se encuentran abocadas a sufrir este padecimiento, que constituirá una de las principales causas de baja laboral, según corrobora también el Dr. Miguel Roca, Presidente de la FEPSM: “Es un problema de salud pública que, por ahora, no está recibiendo la atención sanitaria que precisa”.

En línea con el análisis de atenciones se estima que un 20% de los pacientes que acuden a las Areas de Asistencia Primaria, presentan síntomas de depresión. Sin embargo un 50% de ellos ni son detectados y, por supuesto, diagnosticados. Hecho que deben tratarlo los especialistas de esta patología para que se les pueda ofrecer un diagnóstico certero, que no pueden llevar a cabo porque no disponen del tiempo necesario para realizarlo, dado que en numerosas ocasiones ni siquiera pueden llegar a ver la realidad de que sus primeros síntomas se suelen confundir con simples trastornos leves de estados de ánimo, agravado por el hecho de que las circunstancias sociales que, en la mayoría de los casos, rodean al paciente, este tiende de forma espontánea y natural a esconder la realidad de su verdadero estado, dando con ello lugar a que el médico que lo atiende no pueda descubrir que lo que verdaderamente necesita es la realización de un examen más profundo que requiere de un tiempo que, lamentablemente, el facultativo no dispone.

La progresión alcista del avance de esta patología se puede ratificar analizando los datos que facilita la Agencia Española del medicament. Son bastante clarificadores. Según ellos, durante el periodo 2000/2013, las prescripciones de antidepresivos aumentaron en un 200%. Cifras que, según los especialistas consultados, no corresponden con los casos de depresión que realmente se están produciendo.

Otro aspecto importante a considerar en este campo es la relación tan directa que existe entre la depresión y el suicidio. Si en España es significativamente alta, es una de las más bajas de Europa, circunstancia que no deja de ser preocupante. Hoy en nuestro país se da una media de diez suicidios anuales por esta causa. De ellos, según el Dr. Saiz, como principio, entre un 40 y un 60% suelen tener detrás un historial clínico de trastorno mental.

A pesar del sombrío panorama que, a primera vista, ofrece este tema, el tratamiento de la depresión en España está progresando de forma muy positiva, dado que su abordaje terapéutico y farmacéutico, se está llevando ya a cabo cada vez con mejores medicamentos, que no solo son más eficaces sino que se toleran mejor e, incluso, producen menos efectos adversos en los pacientes.

El seguimiento de los tratamientos que se establecen para este tipo de pacientes es bastante importante tenerlo en cuenta. Es de sobra conocido el hecho de que este tipo de personas no son muy proclives a mantener la debida continuidad de su seguimiento. De ahí que resulte muy recomendable que, de la forma que el médico considere más adecuada para cada caso, se pueda establecer un riguroso control de aplicación, teniendo muy en cuenta las circunstancias subjetivas que rodean a cada paciente.
..Lola Granada

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