Investigadores de EEUU descubren que un antidepresivo común restaura la función del corazón en ratones con insuficiencia cardiaca

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Un equipo liderado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Temple (TUSM, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, ha detectado que un antidepresivo recetado comúnmente restaura la función del corazón en ratones con insuficiencia cardiaca.

El equipo, dirigido por Walter J. Koch, médico y director de la Cátedra William Wikoff Smith en Medicina Cardiovascular y director del Centro de Medicina Traslacional en TUSM, encontró que el antidepresivo paroxetina (también conocido como Paxil), revirtió la insuficiencia cardiaca en ratones, como informa en un artículo que ha sido publicado esta semana en Science Translational Medicine sobre este hallazgo.

El efecto de la paroxetina no era por sus propiedades antidepresivas, sino por la inhibición de una enzima específica, que es un efecto secundario del fármaco. “Esto podría abrir el camino a una nueva clase de terapias para una enfermedad para la que carecemos de intervenciones efectivas”, afirma Koch.

El presente estudio surge de dos décadas de investigación de Koch sobre una enzima llamada GRK2, cuyos niveles se elevan cuando el corazón está fallando. Investigaciones anteriores de Koch y sus colegas han demostrado el papel relevante de la enzima GRK2 en la insuficiencia cardiaca. La investigación se basó en la manipulación genética para controlar los niveles de GRK2 y, cuando se disminuye GRK2 en diversos modelos animales, la insuficiencia cardiaca se invierte.

El próximo año se podrían iniciar los primeros ensayos clínicos
Aunque Koch advierte que lo que ocurre en los roedores no es garantía de que se vaya a producir la misma respuesta en los seres humanos, espera que el próximo año comiencen los ensayos clínicos de un enfoque de terapia génica para disminuir los niveles de GRK2.

Cuando el músculo cardíaco está dañado por un ataque al corazón, el cuerpo trata de compensar su potencia de bombeo perdida aumentando los niveles de adrenalina para elevar la frecuencia cardiaca, lo que conduce a una serie de ajustes mal adaptados y hace que el corazón aumente de tamaño y sea menos eficiente a medida que su fuerza contráctil se debilita. GRK2, en esta desafortunada remodelación, tiene un rol importante dejando a los pacientes con un corazón menos capaz de suministrar sangre a todo el cuerpo.

En el estudio con ratones se pudo comprobar que la medida de la eficacia cardiaca que se llama fracción de eyección, y que calcula la cantidad de sangre oxigenada que bombea el ventrículo izquierdo al cuerpo con cada latido, la fracción de eyección bajó de un nivel de pre-ataque al corazón del 70% al 35% en dos semanas tras el ataque al corazón. Tras el tratamiento con paroxetina, la fracción de eyección aumentó en aproximadamente un 30%.

La paroxetina también mejoró la contractilidad tras el ataque al corazón, y la eficiencia restaurada, que se muestra a través de una medida llamada presión ventricular izquierda diastólica final (LVEDP, por sus siglas en inglés). Esta medida  calibra la presión en el corazón en el momento antes de su siguiente infarto. La presión positiva significa que esa cámara del corazón no está lo suficientemente vacía.

En los ratones que presentaban insuficiencia cardiaca, la LVEDP aumentó 2,5 veces, pero en los animales tratados con paroxetina, el aumento desapareció, además de que el fármaco también redujo el peso y la longitud del corazón, que aumentan en la insuficiencia cardiaca.

Más de medio millón de estadounidenses son diagnosticados con insuficiencia cardiaca cada año, y 5,1 millones viven con la enfermedad. Una vez que comienza el deterioro del músculo del corazón, no ha habido forma de revertirlo sin un trasplante de corazón. Aproximadamente la mitad de las personas con diagnóstico de insuficiencia cardiaca mueren dentro de los cinco años.

Como mínimo, la investigación sugiere que los médicos podrían considerar la prescripción de paroxetina en los pacientes con insuficiencia cardiaca que también sufren de depresión clínica. Si usted tiene que dar a estos pacientes un antidepresivo, ¿por qué no darles éste, que puede mejorar la función del corazón?”, concluye Koch.
..Emilio Ramirez

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