Con un diagnóstico precoz, la ceguera podría evitarse en más del 95 por ciento de los casos. De ahí que José Antonio López Trigo, geriatra y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), con motivo del Día Mundial del Glaucoma, insista en la necesidad de que exista una coordinación entre el médico de familia, el geriatra y el oftalmólogo para tratar esta patología y evitar una ceguera irreversible que afecta en mayor grado a las personas mayores, mermando su calidad de vida y autonomía personal. En concreto, aunque el glaucoma puede aparecer a cualquier edad, incluso de forma congénita, lo cierto es que el riesgo aumenta a partir de los 60 años con una incidencia del 2,1por ciento. Esta cifra asciende al 2,3 por ciento en personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza incluso el 3,7 por ciento. Un factor de riesgo, el de la edad, al que hay que añadir además la diabetes, la presión intraocular alta, antecedentes familiares de glaucoma, la miopía elevada o la hipertensión arterial. (Gaceta Médica)