Valoración médico-laboral del trabajador con Síndrome de Sjögren

El Síndrome de Sjögren (SS) es una enfermedad inflamatoria crónica de etiología desconocida y de progresión lenta, se caracteriza por la infiltración linfocitaria de las glándulas exocrinas, inicialmente considerada rara que, a posteriori, se ha visto que su frecuencia sería mucho mayor si no fuera porque está infradiagnosticada; su sintomatología inicial, en muchos casos de carácter leve, hace que en numerosas ocasiones el paciente vaya de consulta en consulta con diferentes especialistas hasta que, por fin, se le diagnostique.

A nivel laboral, tampoco hay literatura específica sobre este tema; la literatura existente que podría incidir en la principal sintomatología del SS primario, está orientada hacia técnicos de prevención en relación a problemas higiénico-ergonómicos del puesto de trabajo, que generen disconfort; sin embargo, el hecho de que tenga un diagnóstico a veces complicado, hace que también a nivel laboral sea infravalorada. Algunos estudios, como el del Síndrome del Edificio Enfermo o, por ejemplo, las numerosas indicaciones de pautas higiénicas en casos de fatiga visual etc, hacen que la sintomatología que aqueja estos pacientes se aísle y no se tenga en cuenta de una manera global, aumentando así la dificultad de diagnóstico de este síndrome (principalmente en el inicio del cuadro).

Fue descrita en 1930 por el oftalmólogo sueco Henrik Samuel Conrad Sjögren (de ahí su nombre), y se caracteriza por sequedad, fundamentalmente de ojos (xeroftalmia) y boca (xerostomía), debido a una disminución de la secreción glandular lagrimal y salivar; sin embargo, se ha visto que un tercio de los enfermos presentan inicialmente manifestaciones extraglandulares sistémicas.

Predomina en mujeres (9:1) y puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente que se manifieste en personas de entre 40 y 50 años.

Se desconoce la incidencia y prevalencia de esta enfermedad, pero desde la Sociedad Española de Reumatología, estiman que puede llegar a afectar al 3% de la población; sin embargo, se piensa que el porcentaje es mucho mayor, ya que, como apuntan en la Asociación Española de Síndrome de Sjögren (AeSS), a pesar de que algunos estudios han demostrado una incidencia aproximada del 2% en la población general, en España no se puede extrapolar, debido a la ausencia de estudios epidemiológicos (puesto que no todos los pacientes con sintomatología han sido diagnosticados, ya que en numerosos casos, tras la aparición de los primeros síntomas, se tarda mucho tiempo hasta conseguir el diagnóstico).

La incidencia, asimismo, varía mucho dependiendo del país, e incluso dentro de un mismo país, también se observan diferencias importantes entre distintas comunidades (posiblemente por falta de una buena coordinación del equipo multidisciplinar, una vez que el paciente comienza con la sintomatología).

Complicaciones
La sintomatología más frecuente es la debida a la hipofunción y/o atrofia glandular. Los síntomas más frecuentes son los siguientes:

1. Síntomas oculares: La inflamación de las glándulas lagrimales disminuye la secreción de lágrimas, produciéndose xeroftalmia; ésta está presente en la mayoría de los pacientes con SS primario; la principal sintomatología:

a. Sensación de cuerpo extraño ocular, sensación de arenilla en los ojos.
b. Abundantes legañas matutinas y con frecuencia, ojos enrojecidos.
c. Ardor en los ojos, fotofobia.
d. Aumento de la fatiga ocular (debido a la disminución del tiempo de ruptura de la lágrima y a la disminución de la secreción lagrimal)

Como complicación cabe destacar la conjuntivitis y queratitis filamentosa (dolor ocular, quemazón, sensación de cuerpo extraño), pudiendo llegar a producirse úlceras corneales.

2. Síntomas de la boca y garganta: con la pérdida de glándulas salivares, los síntomas son los derivados de la disminución salivar, produciéndose la xerostomía o hiposialia, cuya sintomatología es la siguiente:

a. Boca seca, mucosa apergaminada, precisa beber agua en abundancia.
b. Dificultad para hablar, masticar y deglutir, principalmente alimentos sólidos y/o secos.
c. Disminución del gusto o disgeusia (alteraciones en el sentido del gusto) por alteraciones en la mucosa lingual (fisuras, pérdida de papilas gustativas…).

Como complicaciones, se pueden citar las úlceras bucales, queilitis angular, en ocasiones dolor, candidiasis y aumento de las caries (y la consiguiente pérdida precoz de piezas dentales), porque al disminuir la secreción salivar, disminuye también el efecto bactericida de ésta. La complicación más importante es el linfoma no Hodgkin.

3. Tumefacción parotídea o hipertrofia parotídea: es una manifestación frecuente pero no siempre presente, aunque es posible que haya algún episodio de tumefacción de las glándulas salivares mayores.
La existencia de esta sintomatología obliga a descartar linfoma.

4. Otros síntomas debido a otras xerosis:

a. Dispareunia: En las mujeres, el mal funcionamiento de las glándulas de la vagina hace que las paredes vaginales estén secas y es frecuente que las pacientes con síndrome de Sjögren tengan dolor durante las relaciones sexuales derivado de la sequedad vaginal.
b. Xerodermia.
c. Sequedad nasofaríngea: puede provocar ulceraciones e incluso perforación del tabique nasal.

Tratamiento

El SS es una enfermedad sistémica e incurable. El tratamiento depende de la severidad de los síntomas y lo que se pretende, principalmente, es aliviarlos y prevenir posibles complicaciones. Incluye 3 aspectos fundamentales:

  1. Reponer de manera externa la pérdida de humedad.
  2. Estimular la secreción glandular (mediante sustancias secretagogas).
  3. Actuar farmacológicamente sobre el mecanismo que produce el SS.

En la medida de lo posible, se deben evitar los diuréticos, antihipertensivos, anticolinérgicos, antihistamínicos y antidepresivos, porque agravan la hipofunción glandular lagrimal y salival.
Se deben evitar los ambientes secos, aumentar la ingesta de agua y de alimentos que estimulen la secreción salival (alimentos ácidos sin azúcar) y mantener una adecuada higiene dental.

La realización de un diagnóstico lo más precoz posible, hace que se pueda plantear un seguimiento más estrecho del paciente; así, se podrá realizar un screening precoz de las posibles complicaciones, cara a poder facilitar el seguimiento y manejo terapéutico de las mismas.

Tras estudiar este síndrome, se ha desarrollado un protocolo de vigilancia de la salud específico, en el que se han incluido los criterios de valoración de la capacidad laboral del trabajador afecto de SS. De esta manera, se pretende que dicho protocolo pueda servir como herramienta de trabajo en los trabajadores afectos de este síndrome.

No obstante, ante la variedad de factores de riesgo y peculiaridades de cada puesto de trabajo, para poder aplicarlo, primero será preciso adaptarlo a las necesidades específicas de cada puesto de trabajo, teniendo en cuenta las peculiaridades del mismo (factores de riesgo a los que esté sometido, condiciones de trabajo, actividad concreta…).
..Amaya Lujambio

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