Aunque el autismo no se caracteriza por la existencia de alguna condición patológica específica a nivel de salud oral, el paciente autista suele presentar más enfermedad bucodental que los pacientes sanos de edad similar debido a su incapacidad de entender y participar en su higiene diaria y cooperar con los programas preventivos. Además, se asocia con una mayor prevalencia de problemas relacionados con hábitos nocivos, tales como el bruxismo, la autolesión de lengua, labios y encías, mordeduras y similares por la tendencia a la autolesión que estos pacientes pueden presentar. «La situación dental depende de la ayuda que estos pacientes tienen con la higiene oral diaria, siendo necesario instaurar hábitos regulares de higiene desde edades tempranas puesto que el niño autista suele aceptar todo aquello que es una rutina», destaca Virginia Martín López, miembro de SEPA y Master en Odontología Integrada del Adulto y Pacientes Especiales de la Universidad de Sevilla. En estos casos, insiste, «existe una mayor necesidad de enseñar instrucciones sobre higiene oral y un mayor entrenamiento para los pacientes, con el objetivo de incrementar sus habilidades motoras y conseguir una higiene oral más eficaz». (Abc)