Un 14% de las enfermeras afirman recibir “una presión indebida para sacar adelante el trabajo”

El 14% de las casi 800 profesionales de enfermería y fisioterapia que han contestado hasta la fecha la encuesta diseñada por SATSE Madrid para conocer la incidencia del acoso laboral afirman que “recibo una presión indebida para sacar adelante el trabajo”. Porcentaje que, en opinión del Sindicato de Enfermería, muestra claramente que el acoso laboral sigue siendo una lacra que “aunque invisible sigue produciéndose en los centros asistenciales de la Comunidad de Madrid”.

Otro dato que destaca de esta encuesta, que se realiza de forma constante a través de Internet, es que un 12% de los profesionales que la han contestado reconocen que sus superiores les asignan “plazos de ejecución o cargas de trabajo irrazonables” o que, en un idéntico porcentaje, “intentan persistentemente desmoralizarme”.

La campaña ‘Contra el acoso laboral, Tolerancia 0’ pretende, explican desde SATSE Madrid, que los profesionales de enfermería y fisioterapia tomen conciencia de la importancia de identificar situaciones de acoso laboral y, especialmente, sepan cómo actuar ante ellas.

Un dato que llama la atención es que el 21% de los encuestados afirma que su superior restringe sus posibilidades de comunicarse, hablar o reunirse con él, indicando, además, que un 15% de los encuestados entienden que sus superiores “me ignoran, me excluyen o me hacen el vacío, fingen no verme o me hacen invisible”.

Trabajos absurdos
Un porcentaje importante, el 8%, reconocen que sus superiores les asignar “tareas o trabajos absurdos”, mientras que otro 10% afirman que “me asignan tareas o trabajos por debajo de mi capacidad profesional o mis competencias”. Un porcentaje idéntico (10%) reconoce que se le asignan tareas rutinarias o sin valor o interés alguno.

Hay, igualmente, un porcentaje elevado, el 13% de los que contestaron la encuesta, que explica que “me abruman con una carga de trabajo insoportable de manera malintencionada” y un 7% denuncia que se le asignan tareas que “ponen en peligro mi integridad física o mi salud, a propósito”. Un 9% reconoce, también, que “me impiden que adopte las medidas de seguridad necesarias para realizar mi trabajo con la debida seguridad”.

De mediana edad y mujeres
La encuesta descubre que el 63% de los que han cumplimentado ésta se encuentran entre la franja de edad de 31 a 50 años, siendo mayoritarios los de entre 31 y 40 años (36%). Respecto al sexo, se mantiene la proporción del ejercicio profesional, un 86% son mujeres frente al 13% de hombres.

Según la Agencia Europa para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA), en España sufren acoso laboral en torno al 5% de los trabajadores. En algunos Estados miembros de la Unión Europea, según la misma fuente, el porcentaje llega a alcanzar el 10-17% de los trabajadores.

El acoso laboral, explica la EU-OSHA “provoca un gran estrés en las víctimas y en sus compañeros de trabajo, familias y amigos. En algunos casos, las víctimas son incapaces de actuar con normalidad en el trabajo y en su vida cotidiana”. El acoso puede producir trastorno de estrés postraumático, pérdida de autoestima, ansiedad, depresión, apatía, irritabilidad, trastornos de la memoria, trastornos del sueño y problemas digestivos, e incluso puede llevar al suicidio.

En el ámbito de la organización, explica su página web, el acoso puede provocar “un mayor absentismo y rotación del personal, así como una reducción de la eficacia y la productividad. Los casos de acoso pueden acarrear asimismo costes elevados en concepto de daños y perjuicios”.

Entre los consejos que ofrece la Agencia Europa para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, destacar los siguientes:

  • Compromiso, por parte del empresario y los trabajadores, de fomentar un entorno de trabajo sin violencia;
  • Subrayar los tipos de actuación que se consideran inaceptables;
  • Destacar las consecuencias del acoso y las sanciones a las que éste dará lugar;
  • Indicar dónde y cómo pueden obtener ayuda las víctimas;
  • Compromiso de garantizar el derecho a quejarse “sin represalias”;
  • Explicar el procedimiento para formular una queja;
  • Difundir información sobre los servicios de orientación y apoyo, y
  • Mantener la confidencialidad.

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