Una recién nacida pierde un pie por negligencia médica

Victoria tiene 18 días de vida, nació el pasado 5 de abril tras siete meses de gestación en un hospital del sur de la provincia de La Pampa (Argentina). Por un error médico acaba de perder un pie, error desencadenado por la falta de recursos que hay en el hospital en el que nació, y es que carecía del sistema adecuado para atender a prematuros.

Los médicos que atendieron a Victoria, la acercaron un calefactor que le produjo graves quemaduras en una pierna y que obligó a la amputación de uno de sus pies. Un “terrible error” que el director del hospital, Marcelo Güemes, atribuyó a la precariedad con la que los médicos trabajan en el centro.

Este caso refleja el deterioro por el que está pasando la sanidad pública en el país y que ha tocado fondo con la intervención que el Gobierno anunció el pasado 17 de abril del Hospital Posadas, en la provincia de Buenos Aires, tras denunciar que sus resultados no se corresponden con la inversión.

Limitaciones presupuestarias, mala gestión y fragmentación del sistema
Entre las principales quejas que reclaman a las autoridades los usuarios de la red sanitaria pública argentina que, atiende a unos 14 millones de personas (alrededor del 35% ciento de la población), en su mayoría de bajos recursos, está la falta de equipamiento, de personal y malas condiciones de las instalaciones.

Rubén Torres, rector de la Universidad Isalud y ex miembro de la Organización Panamericana de la Salud, explica que la raíz del problema que está acuciando el deterioro de la sanidad pública de Argentina, está en las limitaciones presupuestarias, la mala gestión y la fragmentación del sistema en cada una de las provincias del país.

Este progresivo deterioro, según el especialista, es el resultado de un proceso de abandono de décadas por la negligencia de los sucesivos gobiernos en la defensa de la sanidad pública en beneficio de las coberturas privadas.

Afirma que Argentina cuenta con una de las tasas más altas de Sudamérica en cuanto a médicos por habitante, y que destina alrededor del 9% del Producto Interior Bruto (PIB) a Sanidad, pero apenas el 3% es destinado al sistema público. A pesar de las carencias, el sistema público absorbe el 90% de las urgencias médicas del país y sufre también el mayor impacto de violencia hacia el personal sanitario, añade Torres.

Y es que solamente en Buenos Aires, la Asociación de Médicos Municipales recibe una denuncia diaria por agresiones a personal sanitario, desde insultos y palizas a médicos a amenazas con armas o destrozos en las instalaciones. Para evitarlo, en algunos centros se han instalado cámaras de vigilancia e incluso un botón “antipánico” conectado con la policía.

Sin embargo, a pesar de todas estas limitaciones presupuestarias, mala gestión y la fragmentación del sistema, Torres, a tenor de lo que las encuestas dicen, y es que éstas no muestran un rechazo pleno de los usuarios de la sanidad pública, esta contradicción, es más bien una “resignación de la ciudadanía porque es lo único a lo que pueden acceder y en general, por razones culturales y sociales, es un grupo al que no se da voz”.

La preocupación por la salud ha dejado de ser un problema solidario. Es un problema básicamente de los pobres. Quienes tienen cobertura de salud por otros medios no se ocupan de este tema, incluido el Gobierno”, concluye.

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