Según expertos, el tratamiento inicial en la esquizofrenia es clave para la integración social del paciente durante el resto de su vida

El tratamiento inicial en la esquizofrenia es clave para la integración social del paciente durante el resto de su vida, y es que así lo han asegurado diversos expertos en el marco del III Encuentro VIVE ‘Guiando el futuro de la esquizofrenia’, organizado por el Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y el Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área de Salud Mental (CIBERSAM), con la colaboración de Janssen.

En palabras del coordinador del encuentro, Julio Bobes, el objetivo de esta reunión es “realizar diferentes actividades de formación continuada en el ámbito de la esquizofrenia”, trabajando de manera “específica en diferentes áreas de la clínica del paciente, como son la prevención de recaídas, el control de los principales síntomas que impactan más en su reintegración, la recuperación funcional, los síntomas afectivos, la patología dual y las fases iniciales de la enfermedad”.

Importancia de diagnosticar la esquizofrenia en sus fases iniciales
El psiquiatra del Parc de Salut Mar de Barcelona, Alfonso Rodríguez, comentó que el auge de las unidades específicas para el tratamiento de las fases iniciales de la psicosis tiene su explicación en un hecho “fundamental”, y no es otro que el periodo crítico en el que se establece el pronóstico de la psicosis, que es al principio, en los dos primeros años desde que aparecen los primeros síntomas.

En ese sentido, aseveró que “todo el esfuerzo que se invierta en ese periodo tiene unas consecuencias incalculables, pues es cuando entra en juego la posibilidad de que el paciente pueda continuar llevando una vida normalizada o quede definitivamente marginado entre los enfermos que sufren un trastorno mental grave y durante el resto de su vida”.

Recuperación funcional del paciente, reto de la psiquiatría actual
Durante la reunión, los expertos pusieron especial énfasis en la idea de que una de los principales retos de la psiquiatría actual es el situar como objetivo terapéutico la recuperación funcional de paciente con esquizofrenia, un reto que implica un “mayor esfuerzo” terapéutico a través de la combinación de tratamientos eficaces de tipo farmacológico y psicoterapéutico.

Otro de los aspectos que se trató es el estigma que a esta enfermedad acompaña, y es que es cierto que en algunos enfermos la patología les convierte en incapacitantes, pero más que fijarse en sus discapacidades, lo importante es poner el acento en sus capacidades y en el amplio porcentaje de casos en los que esta discapacidad en absoluto lleva implícita la nulidad de un funcionamiento laboral, y por ende social.

Al respecto, el doctor de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, José Luis Galvez Velasco, habló de la puesta en práctica de “un plan global de integración global con medidas sanitarias psicosociales para mejorar las alteraciones en la cognición básica y social; con medidas sociales como la rehabilitación laboral, el empleo con apoyo y las empresas sociales; y con coordinación entre los servicios sanitarios y sociales”.

Por su parte, el doctor del Hospital Psiquiátrico Rodríguez Lafora de Madrid, Fernando Cañas, hizo referencia a otro tema complejo y por desgracia real que acompaña al enfermo con esquizofrénica, y es el abandono del tratamiento, que condiciona un deterioro progresivo del funcionamiento personal, un creciente aislamiento social y una elevada carga para el entorno y los cuidadores de quienes padecen esquizofrenia.

En cuanto al porcentaje de riesgo de recaídas en pacientes que incumplen el tratamiento en comparación con los que lo cumplen, Cañas explicó que los datos recogidos en la literatura científica sobre la relación entre abandono del tratamiento y recaídas muestran diferencias entre el 40 y el 80% según los diseños y sobre todo la duración del periodo de seguimiento.

El progresivo deterioro de estos pacientes conlleva una pérdida de funcionalidad o discapacidad para el desempeño de todos los roles, desde el familiar al ocupacional, pasando por el relacional. Cuanto más recaídas, mayor deterioro, mayor grado de discapacidad y nivel de dependencia”, concluyó el coordinador del encuentro, Julio Bobes.
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