Hace casi 2 años que el que fuera Director General del Colegio de Médicos de Madrid, Antonio Mora, prometió a un polémico periodista 5.000 euros mensuales en “dinero B” para que fuera “asesor de comunicación”. El plan organizado por Mora y la presidenta López Arribas suponía un golpe de efecto a la transparencia y la legalidad, pero sin coste alguno para ellos, solo para los médicos.
El resto de la Junta Directiva del Colegio se negó a ello, y las enemistades comenzaron, sin prisa y sin pausa. El Director General puso de manera “sibilina” en un acta que se rechazaba la contratación, sin especificar cuantías o formas de pago, nadie le dio importancia. Sus 153.000 euros anuales le permitían licencias como estas, además de sus desayunos a cargo de las cuotas colegiales.
El rechazo supuso el comienzo de una guerra, una cruzada, una enemistad entre dos bandos, en el que uno sigue la legalidad y el otro disfraza la verdad para hacer todo el daño que puede. Desde entonces un histórico suplemento de salud desafía semana tras semana al Colegio y a su Junta Directiva, y se ha ganado ya varias demandas a la espera de ser vistas por la lenta justicia española, mostrando solo una cara de la moneda, y desafiando a una corporación de derecho público que se negó a llevar a cabo una “corrupción pública”.
El “odio” visceral por la pérdida de esos ingresos suponen que cada semana haya una crítica “descarnada” contra la Junta Directiva y cualquiera que apoye su forma de trabajo. El “odio” visceral se ha trasladado a las páginas del suplemento a modo de guerra personal utilizando las páginas para vengarse de la suculenta pérdida económica.
..Alfonso González
