La fragmentación de la asistencia, la falta de coordinación entre los profesionales, la ausencia de continuidad de cuidados, la escasa dedicación a la prevención y promoción de la salud, la orientación de todo el sistema hacia el tratamiento de episodios agudos y la escasa cultura de la auto-responsabilidad de los pacientes, hará insostenible el sistema sanitario si no se reorienta la asistencia para los pacientes crónicos. Así lo ha manifestado la jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital de Paterna (Valencia), la Dra. Pilar Román Sánchez.
La Estrategia Nacional para el Abordaje de la Cronicidad está basada en grandes principios rectores como que las personas son el centro del sistema, la consideración de todo el ciclo de la vida y todas las condiciones de salud y limitaciones de la actividad, la atención primaria como pilar fundamental en la atención socio-sanitaria a los pacientes crónicos asegurando la promoción de la salud, la prevención de enfermedades o complicaciones y la continuidad en los cuidados así como la formación de las personas para alcanzar su empoderamiento. Desde su publicación se han desarrollado varios proyectos que ayudan a su desarrollo e implantación.
Por su parte el profesor José Banegas, del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, ha advertido que las enfermedades crónicas han reemplazado a las infecciosas como causa principal de mortalidad en el mundo, y ha insistido en que dado el coste creciente de las nuevas y sofisticadas tecnologías para atender la epidemia de enfermedades crónicas (cardiovasculares, cáncer, diabetes, enfermedad renal crónica…) en las poblaciones envejecidas de los países desarrollados, la sostenibilidad de los sistemas de salud pasa por la potenciación de la prevención primaria.
Banegas ha puesto como ejemplo la prevención de la hipertensión, que afecta a mil millones de personas en el mundo, siendo causa de muerte de 9 millones de personas al año. Sin embargo, el riego no debe ser necesariamente elevado ya que la hipertensión puede ser prevenida y controlada. La intervención más efectiva para mejorar el control de la presión arterial es un sistema organizado de revisión regular, incluyendo registros y protocolos terapéuticos sencillos, seguimiento continuado e investigación de los resultados. La prevención y control de la hipertensión es compleja y demanda la colaboración de múltiples actores, incluso de la industria alimentaria y de bebidas. Los programas integrados sobre enfermedades crónicas no transmisibles implementados a través de una aproximación de atención primaria son una vía asumible y sostenible.
Síndrome de Fragilidad del Adulto en la agenda de Salud Pública
Otro de los asuntos tratados en la Mesa dedicada a la prevención y control de enfermedades crónicas, ha sido la inclusión en la agenda de Salud Pública del Síndrome de Fragilidad del Adulto, que tiene una prevalencia de alrededor del 10% en la población mayor de 60 años, llegando al 25% en los mayores de 80 años. Además, en un estudio clásico en adultos mayores la condición clínica más común que condujo a la muerte fue la fragilidad (27,9%), seguida de la insuficiencia de algún órgano (21,4%), el cáncer (19,3%), y la demencia (13,8%).
La prevención y control de la fragilidad se muestra relevante, también, en la medida en que puede ser útil para prevenir o retrasar la discapacidad. A pesar de ello, la fragilidad no está en los primeros puestos de la agenda de Salud Pública.
En este sentido, el Dr. Fernando Rodríguez Artalejo, del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Autónoma de Madrid, es necesario mejorar el conocimiento sobre la historia natural de la fragilidad y, en particular, sobre las herramientas de diagnóstico más adecuadas y la eficacia y eficiencia de su tratamiento, para lo cual el síndrome de fragilidad debe colocarse muy alto en la agenda de investigación.