Amén de los cambios políticos que determinan siempre el camino a recorrer en el ámbito de la sanidad valenciana, los médicos valencianos vamos acumulando, y con ello soportando, una serie de circunstancias adversas, tradicionales y coyunturales, que condicionan nuestro trabajo, o lo que es lo mismo el cuidado de la salud de los demás. No hablo de términos abstractos ni elucubraciones al aire, hablo de realidades que generan que la profesión médica esté sufriendo una de las peores etapas en cuanto a la dignidad, prestigio y reconocimiento de nuestra labor. Realidades como la precariedad en los contratos que se realizan a nuestros médicos jóvenes, y no tan jóvenes, que tras formarse adquiriendo un aprendizaje envidiado y reconocido por su calidad fuera de nuestras fronteras, se encuentran con unas aspiraciones laborales muy lejanas a la realidad profesional de nuestros colegas en países vecinos de Europa. Este contexto empuja a nuestro mejor capital humano a abandonar su tierra, la que tanto ha invertido en formarles y especializarles, en busca de oportunidad laboral, reconocimiento y salarios acordes a la responsabilidad que conlleva esta profesión. Los profesionales de la medicina sufrimos también la estacionalidad en nuestro trabajo de manera acuciada. (El Mundo)