El riesgo de infarto de miocardio aumenta cuando ha habido remplazo de alguna articulación

El reemplazo total de rodilla o la artroplastia de cadera (ATR o THA) para la osteoartritis están vinculadas a un aumento sustancial del riesgo de infarto de miocardio (IM) en el postoperatorio inmediato, de acuerdo con un estudio. A diferencia del riesgo de tromboembolismo venoso que permanece un año después de esta cirugía, el efecto global a largo plazo de la ATR o THA sobre un posible infarto de miocardio es nulo.

Nuestros resultados proporcionan la primera evidencia basada en la población general de que los pacientes con artrosis que tienen un reemplazo total de rodilla o cirugía de reemplazo total de cadera, tienen un mayor riesgo de ataque al corazón en el postoperatorio inmediato“, según afirmó el autor principal del estudio, el Dr. Yuqing Zhang, DSc, profesor de medicina y epidemiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, en un comunicado de prensa. “El riesgo a largo plazo de ataque cardiaco resultó insignificante, pero el riesgo de coágulos de sangre en el pulmón se mantuvo durante años después de la cirugía de remplazo, de cadera o o de rodilla, dañadas por la osteoartritis“.

El estudio de cohorte se realizó en personas mayores de 50 años o más, con diagnóstico de artrosis de rodilla o artrosis de cadera entre el mes de enero de 2000 y diciembre de 2012, que se incluyeron en la base de datos de la red de Mejoramiento de la Salud del Reino Unido a partir de los datos de médicos generales.

Durante el seguimiento, 306 de 13.849 pacientes que fueron sometidos a ATR y 286 de 13.849 pacientes controlados pero que no fueron sometidos a ATR, tuvieron un IM. El riesgo de IM se incrementó sustancialmente en el grupo de la ATR en comparación con el grupo sin necesidad de ATR, (HR 8,75; intervalo de confianza del 95% [IC]: 3,11 a 24,62) durante el primer mes de postoperatorio. Durante el seguimiento posterior, este aumento en el riesgo disminuyó gradualmente y llegó a convertirse en un riesgo insignificante a los 6 meses de la ATR, con un HR de 0,98 (IC 95%, 0,82-1,18) durante todo el período de seguimiento.

Para las 6.063 personas que se sometieron a la ATC en comparación con los no controlados de ATC, el ratio para IM fue de 4,33 (IC del 95%, 1,24-15,21) durante el primer mes postoperatorio y 0,87 (IC 95%, 0,66-1,15) durante todo el seguimiento por período. La relación de riesgo de IM se convirtió en insignificante en tan solo 1 mes tras la ATC.

El riesgo de tromboembolismo venoso también se incrementó sustancialmente durante el primer mes tras la cirugía para pacientes que se sometieron a una ATR (HR, 63,00; IC del 95%, 20,14 a 197,10) y los que se sometieron a ATR (HR 78,00; IC del 95%, desde 10,85 hasta 560,65 ) en comparación con aquellos que no se sometieron a la cirugía. Sin embargo, a diferencia del riesgo de IM, el riesgo de tromboembolismo venoso se mantuvo elevado en el tiempo, con un cociente de riesgo a los 5 años de 2,42 para ATC (IC del 95%, 2,06 – 2,87) y 1,93 para la THA (IC del 95%, 1,53 – 2,45 ).

De todas formas, os autores señalan varias limitacionesdel estudio, incluyendo su diseño observacional con posibles factores de confusión residuales o no medidos. Los resultados se contrastaron con los de informes recientes que sugieren que la ATR y la THA en realidad podrían reducir el riesgo de infarto de miocardio.

El Colegio Americano de Reumatología estima que la prevalencia de osteoartritis en EEUU es de 27 millones entre mayores de 25 años, de acuerdo con el comunicado de prensa, con aproximadamente 1,8 millones de procedimientos de artroplastia realizados cada año en todo el mundo.
..Amaya Lujambio. Fuente: Medscape

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