La priorización en urgencias es necesaria para proteger el valor más amenazado

Sólo en situaciones críticas y excepcionales, como los recientes brotes de ébola en África y de gripe aviar en Asia, es cuando realmente se observa la complejidad que conlleva la toma de decisiones, y precisamente la singularidad de esas situaciones, tanto en la bioética general como en la española en particular, es la razón por la que no se ha prestado suficiente atención a este tipo de problemas y la literatura existente es insuficiente.

Basándose en este hecho, la Fundación de Ciencias de la Salud, en colaboración con GSK, ha organizado el XVI Ateneo de Bioética: La ética en situaciones trágicas, celebrado el pasado 27 de Octubre en el Instituto Internacional, con el fin de abordar las intervenciones médicas en momentos críticos, ya que en un contexto en el que el tiempo apremia, los criterios de toma de decisiones varían respecto a las situaciones en las que hay más tiempo, como por ejemplo para hablar con los pacientes.

La toma de decisiones debe dirigirse siempre a la protección del valor que se halle más amenazado”, sobre todo cuando se den situaciones de urgencia y emergencia, como explica el profesor Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud. “La urgencia implica que un valor que consideramos importante, generalmente la vida, está en riesgo, razón por la cual es necesario protegerlo a la mayor velocidad posible”, añade.

Si tenemos en cuenta la actitud de los profesionales ante una parada cardiorrespiratoria por ejemplo, el doctor José María Navalpotro, médico del SUMMA 112, comenta que aunque los criterios para llevar a cabo una RCP son parecidos dentro y fuera del hospital, en el ámbito extrahospitalario se hacen más excepciones, fundamentalmente a cargo del personal de enfermería. “La presión ambiental y que la víctima sea un niño, una persona joven o una embarazada, son motivos que llevarían a que se hiciera una RCP aún sin estar indicada. La docencia, el entrenamiento del equipo o el fomento de la RCP se haría en pocos casos”.

El doctor añadió que “ante la duda, siempre debe empezarse una reanimación, pero también hay que valorar cómo va a quedar el paciente tras ser reanimado y respetar la voluntad de este en relación a la reanimación”. A este respecto, cabe destacar dos de los condicionantes en los que se basan las implicaciones éticas de esas actitudes: la rapidez en la toma de decisiones y la duda sobre si hacer o no una RCP. Por ello sería necesario que en los colegios e institutos fuera obligatoria la formación en técnicas de RCP, “pues lograríamos salvar muchas vidas”.

La importancia del entorno en la labor del profesional de urgencias
Durante su charla, la doctora María Isabel Casado, médico de SAMUR-Protección Civil, expuso que las implicaciones éticas derivadas del abordaje de emergencias en la vía pública son las mismas que un intensivista podría tener, cambiando simplemente el entorno, pero “a veces es complicado tener en cuenta las consideraciones éticas que sí se pueden llevar a cabo en otros entornos”. La doctora explica que la ausencia de familiares e información sanitaria o el simple desconocimiento de las voluntades del paciente podrían ser algunos de los condicionantes más importantes.

Además, la experta ha analizado el escenario de actuación de los profesionales de urgencias y los condicionantes técnicos que lleva a que “la resolución de los problemas logísticos exigidos por el tiempo de atención al paciente también imprimen una necesidad de inmediatez a la resolución de dilemas éticos que puedan surgir en dichos escenarios”.

Es por todo ello que resulta necesario que esta disciplina se pare a pensar de forma más reflexiva, siempre con el apoyo de la formación, para poder definir las directrices o límites que se deben tener en cuenta en este tipo de casos.
..Susana Calvo

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