Un nuevo estudio internacional liderado por investigadores de la Universidad de Queensland, Australia, ha rastreado la reaparición de una enfermedad infantil que prácticamente había desaparecido en los últimos 100 años: la escarlatina o fiebre escarlata.
Los científicos del Centro Australiano de Enfermedades Infecciosas han utilizado técnicas de secuenciación del genoma para investigar un aumento en la incidencia de las bacterias que causan fiebre escarlata y un aumento de la resistencia a los antibióticos.
El profesor e investigador de la Escuela de de Química y Biociencias moleculares de la Universidad de Queensland, Mark Walker, comentó que la enfermedad había reaparecido en partes de Asia y el Reino Unido. “Todavía no hemos tenido un brote en Australia, pero en los últimos cinco años se han registrado más de 5000 casos en Hong Kong y más de 100.000 casos en China”, dijo, “y un brote en el Reino Unido se ha traducido en 12.000 casos desde el año pasado“, añadió.
La escarlatina, que afecta principalmente a niños menores de 10 años, es transmitida a través de las bacterias de los estreptococos del grupo A (GAS)y los síntomas incluyen desde erupciones rojas en la piel, hasta dolor de garganta, fiebre, dolor de cabeza y náuseas.
La doctora Nouri Ben Zakour, otra investigadora de la Escuela de Química y Biociencias moleculares de UQ dijo que los resultados de la investigación fueron “tremendamente preocupantes“: “Ahora tenemos una situación que puede cambiar la naturaleza de la enfermedad y que puede hacerla resistente a los tratamientos de amplio espectro, recetados normalmente para infecciones de las vías respiratorias, como la fiebre escarlatina”, comentó. Asimismo, dijo que la penicilina continuó siendo un excelente tratamiento para los pacientes que no eran alérgicos a ella.
Por otro lado, la doctora apuntó que el aumento en la escarlatina podría suponer un futuro aumento de la enfermedad reumática del corazón, que causa daños cardíacos permanentes: “Con este acto de concienciación ahora podemos rápidamente identificar las bacterias que están asociadas a la fiebre escarlatina y los elementos de resistencia a los antibióticos, y hacer un seguimiento de las cepas de GAS causantes de la propagación de la fiebre” comentó.
La Dra. Ben Zakour también explicó que las fuerzas evolutivas que impulsan los brotes son desconocidas, pero que, sin duda, determinadas causas bacterianas, el estado inmunológico de las personas que contraen la fiebre y los factores ambientales como la temperatura y la lluvia, podrían jugar un papel importante. “Sólo un estudio continuado de los patrones, causas y efectos de la salud y las enfermedades determinará el impacto que estos recientes cambios genéticos tendrán sobre la carga de morbilidad mundial por GAS” .
La investigación, publicada en Scientific Reports, fue realizada por el grupo de genómica microbiana de la UQ dirigido por el profesor Scott Beatson, y contó con el apoyo de colaboradores como el Wellcome Trust Sanger Institute de Reino Unido, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China, el Centro de Innovación Colaborativa de Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Hong Kong, y el Instituto de Microbiología y Epidemiología de Pekín.
..Susana Calvo