Desde el aprecio y el respeto que me merecen los políticos, es aconsejable que tengan presente sus limitaciones y no lleven la prepotencia a las mesas de negociación de la problemática sanitaria. Con esta compañera de viaje, los posibles acuerdos son sustituidos por las imposiciones y estas no suelen terminar bien. Decía Eurípides que aceptando su ignorancia pueden conseguir el “arte practico del buen gobierno”.
De la asistencia sanitaria saben los profesionales, por lo que es conveniente y beneficioso que se dejen asesorar. Deben escuchar y atender sus opiniones, que no obedecen a intereses partidistas ni preelectorales.
Junto a la eficacia, la eficiencia y la efectividad, la satisfacción de los profesionales, no solo económica sino también de reconocimiento profesional, es uno de los pilares de la calidad asistencial, motivo por el cual deben dirigir su actuación a conseguir esta.
Es conveniente que la financiación sanitaria sea finalista, esto es, que no vaya el dinero de la sanidad por interés electoral a la construcción de un polideportivo, de un aeropuerto o a otro menester.
Hay que profesionalizar los cargos directivos. La pertenencia a un partido político o la afinidad con el mismo no puede ser un mérito. En la elección de los mismos deben participar de alguna manera los profesionales sanitarios del Centro.
Hay que recuperar los concursos oposición transparentes para optar a los diferentes niveles de ejercicio profesional, donde se valoren los méritos académico-asistenciales, la experiencia, la dedicación, las habilidades y los conocimientos de gestión. Así mismo deben ser elegidos por los propios profesionales, y hacerse públicos los méritos de cada profesional que opte a una plaza, así como la entrevista que puede ser grabada.
Deben hacer funcionar al máximo los quirófanos, las consultas y los servicios centrales de los centros públicos con profesionales del mismo centro, remunerándoles según su trabajo, su dedicación y sus resultados. No pueden permanecer sin actividad asistencial tantas horas los centros asistenciales públicos. La finalidad social de la asistencia sanitaria no pública debe ser prioritaria a la mercantil.
Siempre bajo el lema de una buena gestión, los intereses mercantiles deben ser secundarios a los asistenciales y los intereses sanitarios del paciente son prioritarios a todo lo demás.
..Dr. Guillermo Sierra. Expresidente de la OMC