Nuevo avance en la lucha contra la fibrosis hepática, la herida que nunca cicatriza

El daño crónico al hígado con el tiempo crea una herida que nunca cicatriza. Esta enfermedad, llamada fibrosis, sustituye gradualmente las células hepáticas normales – que desintoxican los alimentos y líquidos que consumimos – con cada vez más y más tejido cicatricial hasta que el órgano deja de funcionar.

Los científicos del Instituto Salk han identificado un medicamento que detiene esta acumulación incontrolada de tejido cicatricial en el hígado. La pequeña molécula, llamada JQ1, evitó la misma fibrosis inversa en animales y podría ayudar a millones de personas en el mundo afectadas por la fibrosis hepática y la cirrosis, causada por el alcoholismo y enfermedades como la hepatitis. Estos resultados fueron publicados en PNAS el pasado 7 de diciembre de 2015.

Después de que el hígado haya sufrido mucho daño, el propio tejido de la cicatriz causa más tejido de la cicatriz“, dice Ronald Evans, profesor y director del Salk’s Gene Expression Laboratory e investigador del Instituto Médico Howard Hughes. “De hecho, podemos revertir la fibrosis hepática en los animales y ahora estamos explorando potenciales aplicaciones terapéuticas para los seres humanos“, comentó.

Cuando el hígado está dañado, pequeños grupos de células estrelladas hepáticas que se especializan en el almacenamiento de la vitamina A son los responsables de cuidar la herida. Estas células estrelladas activadas derraman su vitamina A, viajan al lugar de la lesión y crean un tejido cicatricial grueso y fibroso en la pared y reparan el daño. Sin embargo, con el órgano sometido a un estrés prolongado, las células hepáticas sanas empiezan a ser reemplazadas por tejido cicatricial, provocando finalmente a un fallo orgánico.

Las terapias tradicionales dirigidas a la inflamación no funcionan debido a que estas células tienen múltiples formas de evitar la medicación“, dice Michael Downes, científico de Salk y autor principal del artículo. “Por el contrario, nuestra estrategia consistió en detener la respuesta fibrótica a nivel genómico donde estas vías convergen“.

La búsqueda de la clave genética tuvo éxito, ya que se descubrió una proteína reguladora, llamada BRD4, que es uno de los reguladores principales de la fibrosis hepática.
Con este nuevo descubrimiento, el equipo de Salk observó que la JQ1 fue capaz de inhibir la proteína BRD4 con éxito y detuvo la transformación de las células estrelladas hepáticas en células productoras de fibras. Esto sin duda es una buena noticia, ya que la molécula JQ1 es un prototipo de una nueva clase de fármacos que actualmente se están probando en ensayos clínicos en humanos para varios tipos de cáncer.

La JQ1 no sólo protege contra la respuesta de la herida, sino que también invierte la respuesta fibrótica en ratones“, dice Ruth Yu, investigadora del Salk y una de los autores del artículo.

Nuestros resultados indican que la BRD4 es un conductor de la fibrosis crónica y una diana terapéutica prometedora para el tratamiento de la enfermedad hepática“, dice Evans, que también está al frente de la Cátedra de Biología Molecular y Desarrollada de la Fundación March of Dimes. “Creemos que este descubrimiento también puede ayudar a tratar la fibrosis en otros órganos, como el pulmón, páncreas y riñón“.
..Susana Calvo

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